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A diferencia de Wayne Rooney, un héroe ya acreditado de la picaresca local, las agitadas aventuras de Carroll no parecen disminuir su rendimiento deportivo.

Carroll, de apenas 21 años, es un centro delantero a la antigua, un tipazo de 1,91m, con la fuerza de un toro, un despliegue permanente, buen manejo con ambas piernas y excelente "timing" como cabeceador.

(Un relator al que escuchamos, acaso en broma, dijo que "Carroll cabecea con ambas cabezas", en vez de "chuta con ambas piernas".)

Los numerosos excesos de Carroll están bien documentados. El hombre usa sus puños en forma devastadora, según dicen tanto sus amigos como sus enemigos.

Y no sólo ante hombres, según la última denuncia de una de sus ex novias. En este proceso, ahora en marcha, el juez le ha dado libertad provisional con la condición de que se aloje en casa de Kevin Nolan, el capitán del Newcastle.

Buenas intenciones

La intención es que Nolan influya sobre la cabeza caliente de Carroll, pero la realidad ha sido diferente: el News of the World (el dominical que reveló los detalles de la orgía sadomasoquista de Max Mosley, el ex presidente de la FIA) de ayer nos dice que ambos protagonizaron un maratón orgiástico de 14 horas, con los elementos clásicos del género, que no hace falta precisar.

Y el mismo día de esa noticia, Andy Carroll fue el mejor jugador de la cancha en el Emirates Stadium, frustrando a Arsene Wenger, quien también ocupó un lugar prominente en la información del News of the World: al parecer, una de sus supuestas amantes, la rapera francesa Sonia Tatar (es conmovedor el patriotismo de Wenger), le exigiría que abandone a su esposa y se case con ella.

Por todo esto Carroll es el hombre del momento, en canchas, juzgados, discotecas y comisarías de este país.

Esperanza de Capello

Pero dejemos la picaresca de lado, porque Andy Carroll puede convertirse en el salvador del seleccionado nacional y de Fabio Capello.

El seleccionador necesita goles, que desde hace tiempo no llegan de sus fuentes habituales. Lo más doloroso, claro, es la pérdida de forma de Rooney, pero los experimentos con otros proveedores no han dado resultado.

Capello ya había pensado en convocar a Carroll para el partido oficial contra Montenegro, el mes pasado, pero lo dejó de lado porque el delantero se enfrentó con Stuart Pearce, el seleccionador del Sub21.

Seguramente es prematuro elevar a Carroll a los altares futbolísticos. El chico (¿?) tiene condiciones, por supuesto, pero todavía le falta mucho por andar, como dice el prudente Chris Hughton, técnico del Newcastle.

"Andy aún se está desarrollando. Aparte de su juego aéreo, que ha mostrado progresos, debe mejorar en otros aspectos. Pero va en buena dirección", dijo.

Es obvio que Hughton no quiere que al jugador se le suban los humos a la cabeza, en particular porque su temperamento volcánico puede perderlo.

A fin de cuentas, de nada vale que uno tenga dos buenas piernas, una excelente cabeza y un corpachón de leñador, si debe pasar un buen tiempo en el calabozo.

O en el banquillo, por haberse peleado con el técnico o partido la mandíbula a un compañero... que es lo que investigó la policía después de que Steven Taylor apareciera con la cara hinchada y Carroll con las manos vendadas.

Zapatos grandes

Bueno, ya sabemos que Andy Carroll es un tipo de los duros, capaz de ser punta de lanza en un equipo como el Newcastle, que hasta unos meses estaba en la segunda división.

Ahora queda por verse si los zapatos de gran figura a nivel nacional e internacional le calzan a la medida.

Capello no es de los que se dejan impresionar por un rompehuesos: a fin de cuentas, y más allá de su fama de duro y su mandíbula de Popeye, el italiano es un coleccionista de arte, un aficionado a la ópera, admirador de Lionel Messi.