El día que me quieras no habrá más que armonía
Tampoco hay murmullos ni ternura, porque todo se dice a los gritos y en ese tono de broma amenazante que adoptan los parranderos de todo el mundo.
Estamos en el tren Edimburgo/Londres, el sábado 19. Hace poco nos detuvimos en Doncaster, donde subió un grupo de hinchas del Queens Park Rangers, un club de Londres que acababa de ganarle 1 a 0 al Doncaster Rovers.
Ocupamos uno de los asientos ante una mesita. A nuestro lado una señora de aspecto severo, como de directora de escuela (retirada). Enfrente, un señor aburridísimo... y un hincha del QPR, que conversa a los gritos con sus amigos.
El QPR encabeza la Championship (segunda división) con nueve puntos de ventaja sobre Norwich; Doncaster languidece a 32 puntos de distancia.
El triunfo en Doncaster ha sido particularmente dulce porque el Keepmoat Stadium suele ser poco propicio para los forasteros de Londres.
Los hinchas levantan sus latas de Guinness (cerveza negra, fuerte) y cantan: "Nine points clear, have another beer" (nueve puntos de ventaja, tómate otra cerveza).
Entre canto y canto, se acerca otro hincha, que besa a su amigo en la calva y le dice, a voz en cuello: "Do you fucking love me, dear? 'Cause I fucking love you."
Y nuestro compañero de mesa responde, también a los gritos, plantando un beso en la mejilla de su amigo: "I fucking love you, mate".
Love, por supuesto, quiere decir amor. Y fuck, si ustedes nos perdonan la impertinencia, quiere decir joder, aunque joder ya nos parece un eufemismo.
Fuck es una de las palabras más populares en el idioma inglés y puede escucharse en casi todas las películas y programas de televisión. Acabamos de hacer una búsqueda en Google y nos aparecieron 514 millones de menciones.
Nos queda el consuelo de que "amor" es más popular aún, con 4.150 millones.
Una traducción moderada del intercambio sería: "¿Me quieres? Porque yo te amo". Y la respuesta, "Yo también te amo, camarada."
Modales o algo diferente
El problema es que en la audiencia había niños y mucha gente, en particular mujeres, que no está habituada a esos modales y ese lenguaje.
Pero al mismo tiempo, en el grupo de hinchas no había nada amenazante, sólo de celebración. El que se sentó con nosotros hasta pidió permiso, a pesar de que había reservado el asiento con anticipación.
En un instante, en vez de ver una amenaza en el grupo invasor, sentí hasta simpatía. "Están alegres y no se les puede exigir que no lo manifiesten", pensé.
"Los hooligans no reservan su asiento", me dije, y casi de inmediato recordé el Síndrome de Estocolmo, esa relación de comprensión y simpatía que los rehenes suelen tener con sus secuestradores, por el instinto de supervivencia.
En este caso propongo denominarlo Síndrome de Doncaster.
Un pensador de Portugal
La conversación "amorosa" entre los hinchas me hizo recordar una entrevista que escuché o leí hace tiempo con uno de los portugueses más perceptivos, más inteligente aún que Lord Voldemou: el médico, psiquiatra y escritor António Lobo Antunes, un experto en identificar el valor de las cosas sencillas.
Decía Lobo Antunes que una de las ideas poéticas más perfectas que él conoce proviene de un escritor que también escribió una catarata de cursilerías.
El escritor era Alfredo Le Pera, el letrista de Carlos Gardel, y el verso que tanto gusta al portugués está en el recitado de El día que me quieras:
"El día que me quieras, no habrá más que armonía".
No recuerdo bien, pero me parece que Lobo Antunes había identificado el origen de esa línea, de la felicidad como armonía, en un pasaje de La divina comedia.
(No he podido encontrar una referencia a esto en Google.)
Entre el tango y el fado
La nobleza de la metáfora trasciende el sentimentalismo del resto del tango, parecía decir el portugués. (Los portugueses entienden mucho de tango, tal vez por la comunión entre la música rioplatense y el fado.)
Y en el tren me pareció vislumbrar algo parecido. El sentimiento de los hinchas era sano, pero su nobleza estaba oculta entre los malos modales: los prejuicios culturales los separaban de los otros pasajeros.
En ningún momento hubo amenaza, insisto. Y una madre cerca nuestro pareció confirmarlo, porque no se llevó a otro vagón a su hija de unos 10 años.
Muy diferente fue mi experiencia de hace casi 30 años, cuando me encontré encerrado en un ómnibus con unos rufianes que se decían hinchas del Milwall.
Entonces temí lo peor, porque esos matones buscaban con quien pelear.
Un punto de contraste
Mucho ha cambiado para bien en la cultura futbolística inglesa. Esta comprobación se tiñe de tristeza, por el contraste con lo que ocurre en otros países.
El mío, sin ir más lejos. El fin de semana murió otro hincha, esta vez del San Lorenzo, en el marco de una guerra de su hinchada con la del Velez Sarfield.
"Lo mató la policía", dicen, como si esto eximiera de responsabilidad al resto de la sociedad.
No. A Ramón Aramayo lo mataron todos.
ComentariosAñada su comentario
En Panamá la palabra “joder” no necesariamente tiene una interpretación sexual, regularmente es entendida como sinónima de bromear, fastidiar o jorobar; pero en otras latitudes sí. En el ejemplo que nos das, claramente esa no es la intención, así que todo depende del lugar. Admiro en gran manera el amor que le profesan los ingleses a sus cosas, es este caso el úٲDZ. En mi país ese “amor” es un tanto hipócrita, ya que los fines de semana es común ver bares repletos pendientes de partidos al otro lado del atlántico, sin embargo nuestra “Liga” nacional palidece en aficionados. El béisbol tiene mejor público, pero en artículos de mercadeo (t-shirts, balones, etc.) el úٲDZ vende 10 veces más. De manera que, sólo me queda la esperanza de algún día tener ese nivel de amor aquí, ojala para ambos y más deportes, pero sin llegar a la violencia de los aficionados mortales.
Es cierto, John, yo me referia a la primera acepcion de joder, que es la sexual. Fuck es mucho mas fuerte, por eso dije que joder parecia un eufemismo. Y sobre "amor" en esta entrada, esta asi, entre comillas, digamos. No pretendo decir que los hinchas ingleses se amen como Romeo y Julieta... RFB
Excelente articulo como siempre Raul.
Leyendo ayer la noticia de la muerte del hincha en Argentina, me pregunte porque los latinoamericanos tenemos el problema de la violencia en el futbol. No podemos decir que es algo exclusivo nuestro, siempre hay noticias de algun muerto en juegos de futbol en Italia, Rusia, África, etc.… Pero ciertamente, la violencia esta muy presente en Suramérica. He tenido la oportunidad (por no decir que la suerte) de pasar sustos en Caracas, Buenos Aires, Río… En estadios de estas ciudades muchas vez se esta mas pendiente de la barra rival que de lo que pasa en el campo. Muy triste, ojala eso cambie.
En mi país, Venezuela, las barras de los equipos de futbol –aunque pequeñas- tienen la (mala) costumbre de copiar absolutamente todo de las barras argentinas. Incluso algunos de ellos tiene contactos allá en el cono sur (con algunos de Banfield). Esto, lamentablemente no se ha traducido en un crecimiento de la hinchada. Al contrario, sus pegajosos cantos y vistosos trapos que enseñan en cada juego son opacados por su comportamiento violento y antisocial. Esto aleja al público que comprensiblemente prefiere asistir en masa al estadio de béisbol donde lo máximo que les puede pasar es salir bañado de cerveza (por esa costumbre venezolana de celebrar cada hit o jugada importante lanzando la “birra” al aire)
Un compañero de la oficina me explico como desapareció (según el) la violencia del futbol ingles: Una parte se debe a las mediadas que tomo la FA contra la violencia en los campos después de la masacre en Liverpool, y en buena medida también (dice mi colega) que el movimiento dance propicio el cambio de “hábitos” de los jóvenes ingleses. De consumir sustancias que aumentaban su agresividad, pasaron a consumir otras (éctasis) que los ponía “amigables y felices” según sus palabras.
Cierto o no esa es su opinión… allí se las dejo a ver que opinan.
Espero que no nos haga falta repartir pastillas de felicidad por Suramérica…
Un saludo
Estimado Lorenzo,
Creo que el problema de la violencia en el futbol latinoamericano se debe en gran medida a la complicidad entre el poder y los grupos violentos, que en realidad son virtuales mafias que manejan ciertos rincones oscuros del negocio del futbol. Los dirigentes de los clubes, los policias y los politicos, a su vez, utilizan a esos matones como fuerzas de choque. No te dejes enganar: estan protegidos. Cuando el poder, ya sea del futbol o del Estado, se propone poner fin a eso, como ocurrio en Inglaterra, la violencia se escabulle y toma otros derroteros. RFB
Paisano John, no es hipocresia lo que ves en la fanaticada panameña. Es poducto de la falta de espectaculo que encuentras en los estadios de úٲDZ. Como uno quiere divertirse, lo mas normal es que al menos te vayas a alguna parte a ver verdaderos partidos de úٲDZ. Si te vas al estadio te deprimes y esa no es la idea.
Ver a 22 jugadores pateando la bola sin sentido de un lado para otro, sin jugadas emocionantes y cometiendo faltas infantiles que a la postre resulta en expulsión.... no que va... a lo mucho ver el resumen por televisión.
Al úٲDZ panameño le falta bastante y deberíamos empezar por infraestructura. Futbolistas en potencia, con físicos similares a esos jugadores africanos que deslumbran en Europa nos sobran. Lo que falta es mucha disciplina y enseñarle bases futbolisticas que es algo que ahora sí se está haciendo con los mas pequeños y creo que lo estan haciendo muy bien.
Pero hay un camino largo por recorrer para que el úٲDZ sea espectaculo y atraiga seguidores... el baseball criollo no tiene competencia en este sentido.
Por favor no te ofendas, te digo mi perspectiva y estoy seguro que tu tendras otra.
Salu2!
Sólo por si acaso, yo tampoco pretendía que los aficionados ingleses se amaran como Romeo y Julieta jaja.
Paisano Flavio, no te preocupes no me ofenden tus opiniones, concuerdo en muchas de ellas, nos falta hacer muchas cosas para mejorar, aún así creo que no amamos nuestras cosas tanto como deberíamos, ni siquiera las que sí funcionan, ahora, mucho menos las que no, con ello me refería a la hipocresía. Salu2.
Estimado Lalo:
Excelente entrada, es reconfortante que vuelvas a este tipo de articulos. Leer situaciones o anecdotas de la vida mas allá del futbol tiene una recompensa sociologica. El caso inglés es el mejor ejemplo de que el balompie no tenga otra connotacion mas saludable que la deportiva. Da gusto y hasta envidia, observar todos los fines de semana los estadios ingleses repletos de hinchas, sin mallas de proteccion, donde se mezclan gentes de todas las edades, incluso abuelitas que disfrutan del juego. Hace años eso era impensable, pero el gobierno britanico, demostró que con energia y decision se puede eliminar la violencia. Desafortunadamente no ocurre lo mismo en Sudamerica, porque las barras bravas estan socapadas por los mismos dirigentes de clubes, que les pagan con pasajes de autobus y entradas gratis su fanatismo. Todo el mundo sabe quienes son los cabecillas violentos, pero ni la policia ni nadie hace nada. Lamentable el caso argentino, y lo peor que ya no sorprende este goteo de muertes innecesarias.
Gracias, Jose. Es lamentablemente cierto que hay aspectos mafiosos en el accionar de grupos responsables de la violencia en paises latinoamericanos. Policias corruptos (que no escasean, precisamente) suelen proteger a los violentos, que tienen a su vez un accionar delictivo. E insisto, tambien son fuerzas de choque y limpiadores de las letrinas de dirigentes y politicos. RFB