Si el deporte no es una actividad exclusiva de los ricos, ¿por qué estamos informando constantemente de atletas tan opulentos como Creso?
ConfÃteor Deo omnipotenti et vobis, fratres,
quia peccavi nimis cogitatione, verbo, opere et omissione:
mea culpa, mea culpa, mea maxima culpa...
Es una culpa compartida, pero ya sabemos que "mal de muchos, consuelo de tontos". Entre las excepciones están nuestros colegas de ´óÏó´«Ã½ Mundo, que saben tener en cuenta a deportistas olvidados por el exitismo.
Convengamos en que muchos están en esto porque el deporte que llama más la atención de los lectores, oyentes y televidentes es el deporte espectáculo, el que mueve más dinero y todos los dÃas promete una revancha, nuevas emociones, nuevas razones para disfrutar o sufrir.
Importa, el sufrimiento. Es la cara aciaga pero necesaria de la misma moneda. En su cuento la LoterÃa de Babilonia, Borges imaginó un sorteo en el que los azares infaustos eran tan preciosos como los favorables.
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Para los uruguayos, como para los griegos, la historia es cÃclica, circular: en algún momento de la trayectoria se llega adonde se estuvo antes, o sea, en el ámbito del ´Úú³Ù²ú´Ç±ô, al podio de campeón.
Por si el lector ha estado mirando hacia otro lado, digamos que Uruguay venció 3 a 0 a Paraguay en la final de la Copa América.
Los aficionados debemos agradecer al seleccionado uruguayo una campaña y en particular una final que borran la impresión de esterilidad que caracterizó las jornadas anteriores de esta Copa.
Es curioso el paralelo de las trayectorias de un ´Úú³Ù²ú´Ç±ô cÃclico, como el uruguayo, y otro de proyección lineal, como el español, que ha alcanzado por fin la cumbre al cabo de una prolongada trayectoria.
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El paraguayo Nelson Haedo Valdez celebra la victoria de su equipo ante Brasil.
Paraguay deja en el camino a Brasil, Venezuela apea a Chile, Uruguay le echa una zancadilla a Argentina, Perú noquea a Colombia... y Japón pone fuera de combate a Estados Unidos.
(Por si no se han enterado, Japón ganó el Campeonato Mundial de Fúbol Femenino que se disputó en Alemania. En un partido más emocionante que muchos de los que se han visto en la Copa América, la final terminó 2-2 y Japón ganó 3-1 en los penales.)
Todos estos resultados han sido sorprendentes para "la cátedra", que en sus previsiones sólo tiene en cuenta la forma reciente, la historia, las calidades individuales o la suma de precios de mercado.
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¿Es Joel Campbell mejor que Messi? No, no se rÃa. ¿Es Campbell mejor que Neymar? ¿Es Costa Rica mejor que Argentina o Brasil?
Un problema, en el periodismo, es la necesidad de titular. Con los tÃtulos suelen llegar los pronunciamientos audaces y/o superficiales.
La necesidad de señalar a un protagonista agrava el problema.
Asà se llega a un titular como "la desilusión nacional amenaza a Messi", de Marca del 9 de julio. Vendedor y con protagonista, como quieren los jefes de redacción y los gerentes de distribución y venta.
Y el notorio marciano que nos visita se lleva la impresión de que Messi es responsable del mal momento de su seleccionado nacional.
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Un detalle (juzguen ustedes si es o no importante) nos impide festejar a grito pelado la victoria de Nole, alias Novak Djokovic, en el torneo de Wimbledon ante Rafael Nadal.
La consagración definitiva de un nuevo campeón en el escenario más encumbrado de todos siempre es un motivo de alegrÃa, pero algo en el desempeño de Nadal nos hace vacilar: no lo vimos en su salsa.
"Pues porque Djokovic fue mejor, burro", nos dirán muchos.
De acuerdo, pero un subtÃtulo en la cobertura del Times dice "Nadal no presenta excusas a pesar de una fractura fina". Y la duda prende.*
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