Y no cualquier psicólogo, sino un doctor en la ejecución de penales, especialidad que ya reconoce a un adelantado, un tal Gary Smith.
El domingo, en Kiev, Inglaterra perdió ante Italia en la definición por penales (séptima derrota en ocho intentos en torneos internacionales), tras 120 minutos escuálidos, apenas iluminados por Andrea Pirlo, un futbolista de gran clase internacional entre tantos mediocres.
Todos coinciden en que Nalbandián es un hombre de carácter. De carácter fuerte, dicen sus amigos. De mal carácter, dicen sus detractores.
A pesar de que controlaba el partido ante el croata Marin Cilic (a quien había ganado cinco de los seis partidos jugados anteriormente), el tenista argentino se enfadó tras un error y pateó un panel de publicidad colocado frente a un juez de línea, a quien lastimó una pierna, que sangró "profusamente", según unas versiones, y "moderadamente", según otras.
Tom Barnes, supervisor de la ATP (Asociación de Tenistas Profesionales), dijo que la situación (en realidad, la sangre) no le dejaba otra alternativa.
La lluvia paró el choque Nadal-Djokovic, que terminó ganando este lunes el español. El retraso nos llevó a hablar de la Eurocopa.
Esta es la gran discusión del día en España y también en muchas tertulias de aficionados y periodistas especializados en otros países.
Esta es una de esas ocasiones en las que uno debe escribir de lo que puede, no de lo que quiere. Porque, cosa rara, nuestro tema original no era el úٲDZ sino el tenis.
Kenenisa Bekele quiere convertirse en el primer atleta en ganar tres veces el oro olímpico en los 10.000m.
Así replicó Don Quijote a los mercaderes que se resistían a reconocer la hermosura de la sin par Dulcinea, sin verla personalmente o en retrato.
Y así se podría replicar si algún despistado pidiera evidencias de la fenomenal capacidad de los atletas keniatas y etíopes en las pruebas de fondo, en vísperas de los Juegos Olímpicos de Londres.
En el terreno de las superioridades relativas hay que moverse con mucha prudencia, pero así como es indiscutible la consistente calidad de los velocistas jamaiquinos, por ejemplo (descendientes de africanos occidentales), lo mismo con los fondistas de África Oriental, en particular el llamado Cuerno de África.
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