"Hasta los raÃles del tren
me hacen llorar
tan cerca el uno del otro
¡cómo quisieran!, se alargan
y no se pueden juntar."
(Luis Rius, Tarancón 1930-México 1984.)
El caso contra Lance Armstrong es abrumador desde hace bastante tiempo, pero no encontraba un asidero legal suficientemente firme para sostenerse.
Esto ha sido atribuido a numerosos factores, entre ellos sus indudables méritos como ciclista, su arrolladora personalidad, sus amistades influyentes, el carisma derivado de haber superado un cáncer muy grave, sus campañas para reunir fondos para tratar la enfermedad y hasta su nacionalidad, que le permitió atribuir las acusaciones a la "envidia de los franceses", nacionalidad que a cierto nivel popular y polÃtico es un hándicap en Estados Unidos.
También, cómo no, al hecho de que nunca se le hubiera detectado el dopaje, a diferencia de varios de sus acusadores, condenados justamente por ese abuso.
Pero los que conocen los vericuetos del ámbito deportivo saben muy bien que la eficacia de los análisis depende por un lado de su calidad (¿están tan avanzados como las técnicas de los tramposos?) y por otro de su oportunidad: un buen dopaje se administra justamente para no ser detectado durante la competición, porque de lo contrario serÃa inepto y poco "profesional".
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Tito Vilanova reemplazó a Pep Guardiola en el FC Barcelona.
¿Tito Vilanova o Michael Laudrup? ¿Quién es el gran ganador tras la primera fecha en las dos grandes ligas europeas, la española y la inglesa?
SÃ, el Barcelona de Tito se divirtió en su 5-1 ante la Real Sociedad, pero con un Messi inspirado y el resto funcionando como una máquina bien aceitada, se podrÃa decir que el mérito del reemplazante de Pep Guardiola ha sido el del piloto bisoño que conduce por primera vez la Ferrari sin estrellarla.
Si eres el dueño de la Ferrari esto te parecerá una gran hazaña; si no lo eres...
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Mo Farah, oro en 5.000 y 10.000 metros, es mi personaje preferido al finalizar los Juegos OlÃmpicos. No estoy hablando de sus méritos atléticos, que los tiene, sino de su personalidad, lo que representa.
En este plano de la personalidad, Usain Bolt ya no me causa gracia (los graciosos aburren al finalizar la fiesta), Michael Phelps es un jubilado que, en las huellas (o, mejor, la estela) de Johnny Weissmuller, se dispone a interpretar a Tarzán (está en las noticias); Jessica Ennis es demasiado transparente en su vulnerabilidad; Neymar perdió y sigue defraudando a Pelé... y asà muchos otros.
Mo(ammed) Farah, en cambio, nunca deja de asombrarme. Es un inmigrante en Gran Bretaña, y es sabido que los inmigrantes suelen esforzarse el doble, pero ya no basta con decir que nació en Somalia y llegó a los 8 años a Londres, donde se crió, para entender la gestación de este fenómeno.
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Usain Bolt es uno de esos atletas excepcionales que trascienden nacionalidades: todos somos compatriotas de Usain Bolt.
Todos nos alegramos con sus victorias y nos causan gracia sus bromas y poses. Si otro atleta, por bueno que fuere, nos sale con esos gestos, dirÃamos que es un arrogante y tal vez desearÃamos su derrota a manos del primer desafiante.
Estamos ante uno de esos individuos excepcionales, con un perfecto equilibrio atlético y emocional: normalmente, las personalidades arrogantes y seguras de sà mismas provocan en muchos un sentimiento de rechazo instintivo.
Vamos, que hasta Muhammad Alà era detestado por mucha gente.
(Curiosamente, Alà pasó a ser el favorito de todos cuando se retiró, dejando de ser una amenaza, y más aún cuando se supo que tenÃa Parkinson. Habrá que esperar hasta la decadencia de Bolt para saber cómo evoluciona su mito.)
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