Armstrong y los rieles del tren
me hacen llorar
tan cerca el uno del otro
¡cómo quisieran!, se alargan
y no se pueden juntar."
El caso contra Lance Armstrong es abrumador desde hace bastante tiempo, pero no encontraba un asidero legal suficientemente firme para sostenerse.
Esto ha sido atribuido a numerosos factores, entre ellos sus indudables méritos como ciclista, su arrolladora personalidad, sus amistades influyentes, el carisma derivado de haber superado un cáncer muy grave, sus campañas para reunir fondos para tratar la enfermedad y hasta su nacionalidad, que le permitió atribuir las acusaciones a la "envidia de los franceses", nacionalidad que a cierto nivel popular y político es un hándicap en Estados Unidos.
También, cómo no, al hecho de que nunca se le hubiera detectado el dopaje, a diferencia de varios de sus acusadores, condenados justamente por ese abuso.
Pero los que conocen los vericuetos del ámbito deportivo saben muy bien que la eficacia de los análisis depende por un lado de su calidad (¿están tan avanzados como las técnicas de los tramposos?) y por otro de su oportunidad: un buen dopaje se administra justamente para no ser detectado durante la competición, porque de lo contrario sería inepto y poco "profesional".
El hecho de que un atleta pase todos los análisis no quiere decir necesariamente que esté "limpio", como lo demuestran los casos de numerosos deportistas cuya culpabilidad se demostró por otros medios.
(Baste recordar el caso de Marion Jones, la atleta más famosa y respetada en Estados Unidos, ganadora de cinco medallas en los Juegos de Sídney 2000; nunca le encontraron un positivo, pero se dopaba en forma habitual.)
Defensa agotada
Pero los testimonios llegaron a ser tan comprometedores y numerosos que Armstrong se vio acorralado: los analistas legales dicen ahora que con su decisión de no seguir defendiéndose ante la USADA, la agencia antidopaje de EE.UU., se propone seguir presentando una imagen de víctima de las circunstancias, a pesar de que desde el punto de vista legal precipita la pérdida de todo lo ganado durante su carrera.
El caso no están tan cerrado como piensan muchos: la Unión Ciclista Internacional ha pedido a la USADA todos los antecedentes y los fundamentos de su decisión de retirarle a Armstrong sus siete títulos del Tour de Francia, y podría elevar el sumario al Tribunal de Arbitraje Deportivo.
Imagen agresiva
Los numerosos testimonios en su contra (que se remontan a su trayectoria juvenil, antes del cáncer) coinciden en presentarlo como un líder agresivo que corrompía a los recién llegados a su equipo.
Esta imagen es tan brutal, tan contraria a la del héroe que venció al cáncer, que mucha gente sigue negándose a aceptarla.
A ellos se dirige Armstrong con su renuncia a seguir defendiéndose: es el público que le queda.
¿Por qué cerraron un caso?
El agente especial Jeff Novitzky, que investigó el caso durante dos años, dijo que había reunido testimonios y pruebas convincentes, que luego quedaron a disposición de la USADA, con las consecuencias que hemos visto.
También surge el interrogante sobre la estrecha relación entre Armstrong y el ex presidente de la Unión Ciclista Internacional, el holandés Hein Verbruggen, a quien por lo menos dos ex compañeros de Armstrong, Tyler Hamilton y Floyd Landis, han acusado de conocer la situación y no actuar en consecuencia.
Papel de la UCI
Hein Verbruggen, ex presidente de la Unión Ciclista Internacional.
Más allá del comportamiento de Verbruggen, queda en pie una crítica muy frecuente a su organización: la de conflicto de intereses entre su objetivo de promover el deporte y su deber de ser el guardián de su ética y moralidad.
Ambas cosas pueden ir por carriles diferentes, dicen muchos comentaristas... y apartarse tanto pero tanto que ya no se pueden juntar, como cantaba el poeta.
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Independiente del desenlace final, hablar de podredumbre en el mundo del deporte suena redundante, mi querido don Lalo. Resulta más interesante constatar como esas prácticas suelen ser apenas la expresión de una manera de ver el mundo en la que el todo vale constituye la única premisa. Para la religión del éxito lo importante es ganar, sin importar los métodos ni sobre quien haya que pasar.Idéntica aberración opera para las finanzas o la DZíپ y es allí donde adquieren renovada dimensión los versos de Enrique Santos Discépolo: "Hoy resulta que es lo mismo/ ser derecho que traidor".
Asi le quiten hasta su apellido, siempre será el ganador y será recordado.. o caso de aqui en adelante nos interesa saber quien fue el segundo y nuevo campeón del tour en esas siete ediciones...
Estimados Gustavo y Germán,
-Todo esto gira alrededor del carácter excepcional de la personalidad y logros de Lance Armstrong, que en su momento atrajo millones de partidarios fervorosos, muchos de los cuales todavía le son fieles: recordemos que para ellos no se trata de un mero campeón deportivo, sino del símbolo de la resistencia a la adversidad. Para muchos de ellos todo esto del dopaje es más o menos irrelevante.
-El Tour de Francia es una “víctima” de esto, pero esto ya se sabía hace varios años.
Digan lo que digan ahora siempre sera recordado con cariño para los amantes del ciclismo. O a caso Pantani no se dopo y Virenque asi como tantos otros y tambien forman parte de la leyenda del ciclismo.
Me parece todo pura hipocresia: doparse se dopa hasta el tato desde tiempos inmemoriables sólo que en la actualidad los intereseses comerciales han sobrepasado al deporte en sí y la lucha contra el dopaje se ha vuelto una parte más del juego. Y parece que toda esa lucha encarnizada contra el dopaje en lugar de hacia un deporte más "sano", como les gusta decir a algunos aunque para mí el deporte de élite que lleva a los cuerpos siempre al límite tiene de todo menos de sano, está normalizando el cumplir sanciones por dopaje como si fueran lesiones y otra vez a competir como si no hubiera pasado nada. Y total, nunca los deportistas van a competir en igualdad de condiciones porque la injusticia empieza con el reparto de genes. Sinceramente, no creo que las carreras se ganen simplemente por unos cuantos glóbulos rojos más, o unos bronquios más abiertos; depende más del saber situarte en la carrera, del saber sufrir, de la técnica, y de tantas otras cosas.
El simple hecho de no luchar más para defenderse de estas acusaciones, lo dice todo. Un hombre que supuestamente luchó y venció al cáncer, no es capaz de seguir defendiendo su inocencia... Lo que no quiere realmente es dar pie a un juicio público que lo revele todo, porque se confirmaría lo que realmente es: un tramposo, y "lo más importante", perdería sus patrocinios e imagen pública.
Muchas gracias.
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Y quienes son los que se quedan como ganadores?
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Me gustaria saberlo.
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Armstrong terminaba las carreras fresquito como una lechuga.
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No persona normal en el mundo puede hacer eso sin la ayuda de estupefacientes.
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Menos una persona que se "salva del cancer", teoria esta que tiene mas agujeros que la de la evolucion.
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Los tramposos van dos pasos delante de los supuestamente honestos, simple.
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Es una pena que los áԻ岹Dz de dopaje sean la tónica que caracteriza en los últimos tiempos al ciclismo de ruta. La deportividad pasa a segundo plano, los aficionados, a partir de estos casos, ya no estamos seguros de si un ciclista ha ganado un Tour u otra competencia a puro pedaleo. Es inevitable que la sospecha flote en el ambiente. La UCI debería plantearse una profunda reforma, empezando por modificar los campeonatos, es inhumana la manera como se corren las distintas etapas, con cientos de kilómetros cada día, sin apenas descanso. Cuánta gente sale afectada por esta corrupción deportiva, que puede acabar en consecuencias trágicas (caso Pantani) o enlodar la trayectoria de otros (cito de memoria): el kazajo medallista de oro en Londres, Valverde y Contador en España (caso Puerto), uno de los hermanos Schleck de Luxemburgo y, ahora como colofón, la confirmación del siempre sospechoso Armstrong, y seguramente otros casos menos mediáticos a los que es difícil llevar la cuenta.
Por otro lado, me llama la atención la objetividad de los jueces de la USADA, a quienes no les tembló el pulso para sancionar a su propio compatriota, ganador de 7 tours de France nada menos e ídolo nacional (aunque sea a posteriori), todo lo contrario de lo que sucedió en España donde se acusa a las autoridades locales de socapar a los ciclistas involucrados. La UCI tampoco sale bien librada, tal como pude leer en El País y otras publicaciones como esta. Armstrong habrá sido un grande, pero nunca me ha agradado, sobre todo por su falta de solidaridad: me quedó muy clara su “competitividad” cuando en una carrera pasó de largo ante un ciclista que había tenido un accidente grave, y no así otros colegas que se detuvieron a auxiliar. Yo me quedo con el gran Induráin, y antes con el belga Eddie Merckx. Los últimos ganadores me dan lo mismo, ninguno me llega al corazón.
La sobra del dopaje/sospecha de dopaje es alargada: En el Giro de 1969, Merckx fue descalificado cuando iba líder por un presunto positivo por dopaje que posteriormente fue declarado falso positivo. La Federación Internacional de Ciclismo defendió el positivo y su confirmación en la contraprueba. Pero la sanción por aquel entonces era de un mes de suspensión, por lo que no hubiera podido participar en el Tour de ese año. No se sabe muy bien cómo, el caso fue sobreseído y Merckx pudo participar en el Tour de 1969, que ganó. A Indurain nunca se le probó un caso de dopaje pero, al igual que a Amstrong, un excompañero fue quien sembró la duda culpándolo de dopaje con EPO durante el Caso Festina. En ese momento no se podía demostrar, pues el dopaje por EPO era indetectable con las pruebas existentes, pero la difamación estaba servida.
Estimados amigos,
El dopaje en el ciclismo tiene que ver (aunque no lo justifica, claro) con el nivel de esfuerzo que exige. Un amigo me ha hecho llegar una declaración de Henri Pellissier, uno de los pioneros del ciclismo de ruta a comienzos del siglo 20: ”Le voy a explicar cómo aguantamos el Tour de Francia”, le dijo Henri al periodista. Buscó en el bolsillo trasero de su tricota, sacó un estuche y lo colocó sobre la mesa. Del estuche extrajo un par de frascos. “Esto es cocaína para los ojos. Y esto es cloroformo, para el dolor de rodillas. Ahora le voy a enseñar las píldoras -y sacó tres frascos más-. Ahí lo tiene: funcionamos con dinamita. Y usted no nos ha visto cuando llegamos a las duchas (…) La diarrea nos deja vacíos. Nos desmayamos en el agua. Cuando nos acostamos (…) no podemos dormir. Mire, fíjese en nuestros cordones: son de cuero curtido; pues bien, no siempre resisten las etapas, se rompen. Piense en lo que ocurre con nuestra piel. Cuando nos bajamos de la bicicleta, se puede pasar a través de nuestros calcetines y de nuestros culotes, nada se ajusta al cuerpo. Los dedos de los pies se me encogen día a día, y ya no siento seis de ellos.”
El es inocente porque las pruebas dijeron eso.
VIVA LANCE ARMSTRONG, un verdadero Campeon. Abajo todos los que viven de escribir unas letritas contra el.
El deporte de élite todo el mundo sabe que no es sano, destroza los cuerpos más preparados, cualquiera que conozca algún exdeportista profesional sabe que es raro que no haya pasado varias veces por un quirófano y tenga rémoras de toda índole para el resto de su vida.
La medicina deportiva se invento no para cuidar a estos deportistas, sino para sacar todo el rendimiento posible a esos cuerpos...
La idea de que iban a quitarle sus medallas y premios es ridiculo. Debido a que utiliza drogas que no se entreno duro? No es que se quedo sentado todo el dia, tomo algunas drogas, y se monto en su bicicleta y gano todas estas razas. Se formo DURO. Puso en horas y horas de duro trabajo y dedicacion a su deporte y su salud. Sí, el hizo algunas malas decisiones, similares a los que Michael Phelps fue acusado, pero eso no lo hace menos de un atleta. Su reputacion se ha dañado bastante, robandole sus premios no va a cambiar nada.