Di Canio, fascismo y ´Úú³Ù²ú´Ç±ô
Benito Mussolini, en 1942
(Benito Mussolini)
No me pude adaptar en Italia. Era como vivir en otro paÃs...
(Ian Rush, galés, ex del Liverpool y Juventus)
Los italianos y los británicos, en particular los ingleses, no están llamados a entenderse.
Muchos creyeron que el tema de la relevancia del fascismo en el ´Úú³Ù²ú´Ç±ô era cosa del pasado, encerrada en una habitación misteriosa, protegida por esa maligna ama de llaves de los melodramas, pero bastó que alguien recordara la ±è´Ç±ôóپ±³¦²¹ de un entrenador para...
Pero no demoremos más la información.
Casi todos en Inglaterra sabÃan o creÃan saber que Paolo Di Canio, de extensa trayectoria en clubes italianos e ingleses, era fascista, o lo fue en algún momento: caramba, ¡si en 2005 hizo el saludo romano a los hinchas del Lazio y tiene un tatuaje que dice DUX, el tÃtulo de Mussolini! ¿Y acaso no declaró en su momento que el ex dictador fue una persona de principios elevados, que habÃa sido mal interpretado?
Estos antecedentes fastidiaban a algunas buenas conciencias en Inglaterra, pero no se le dio demasiada importancia hasta hace unos dÃas, cuando Di Canio fue nombrado entrenador del Sunderland y uno de sus directivos, el polÃtico laborista David Milliband, renunció en repudio del pasado polÃtico del nuevo técnico. Fue entonces cuando se armó el lÃo.
Descubrimiento
Un poco porque Sunderland tiene más eco en Inglaterra y otro poco porque Milliband es un personaje muy conocido (su hermano es el lÃder del Partido Laborista), todos comentaron y analizaron hasta el hartazgo la personalidad y la ±è´Ç±ôóپ±³¦²¹ del flamante entrenador de Los Gatos Negros, el apodo oficial del club. Crucemos los dedos, pero a nadie se le ha ocurrido hasta ahora un canto de tribuna enlazando este apodo con la "Camicia Nera" fascista.
El tema es particularmente delicado en la región de Sunderland, en el noreste de Inglaterra, donde hay una antigua tradición minera antifascista y militancia laborista.
"No apoyo la ideologÃa"
El entrenador, que hace tiempo, al admitir sus simpatÃas ±è´Ç±ôóپ±³¦²¹s, habÃa aclarado que no era racista, debió ahora ampliar sus diferencias con el fascismo tradicional: tras reiterar que no era polÃtico ni racista, ofreció algo más concreto: "no apoyo la ideologÃa fascista", dijo.
La aclaración tiene su ambigüedad, pero no entremos allà por ahora.
El problema es que en Inglaterra el fascismo, el racismo y la ideologÃa van de la mano en la percepción popular, algo que no está tan claro en Italia, donde la evolución ±è´Ç±ôóپ±³¦²¹ del neofascismo ha cambiado hasta cierto punto la percepción popular.
En Inglaterra, además, condenar al fascismo es de lo más conveniente porque sirve como plataforma para resaltar los méritos nacionales: nos lleva a la época en que Gran Bretaña era el único obstáculo al avance del fascismo de Hitler y Mussolini en Europa.
Insistimos: para muchos británicos, como Ian Rush, Europa es como el extranjero...
Testimonio de su biógrafo
El saludo de los ultras del Lazio es el brazo levantado, que "parece idéntico al saludo nazi, pero no tiene el mismo significado".
El periodista Gabriele Marcotti (nacido en Italia pero criado en Estados Unidos), que trabaja desde Londres y es co-autor de la autobiografÃa de Di Canio, dice que en el libro quedó reflejada la fascinación ante Mussolini, pero también la condena a mucho de lo que hizo: "[Di Canio] califica sus actos de 'viles' y 'calculados' y dice que Mussolini 'fue más allá de sus principios'," escribió Marcotti en el Times. Más ambigüedad, como ven.
Se podrÃa decir, entonces, que Di Canio hace una diferencia (que muchos encontrarán superficial) entre la ideologÃa fascista, que él dice no compartir, y los principios de Mussolini, que a él le parecen admirables aunque admite que el Duce no se ajustó a ellos.
Esta ensalada rusa (o romana) no combina para nada, por supuesto, aunque es preciso destacar que Di Canio no es un intelectual, ni un militante o analista polÃtico, sino simplemente un romano que nació hincha del Lazio, y que casi todos sus amigos y familiares durante su formación como hombre y como futbolista fueron hinchas del Lazio.
Hincha común
Esto es importante porque, como dice Marcotti, el saludo de rigor en esas tribunas ultras del Lazio es el brazo levantado, que "parece idéntico al Heil Hitler nazi, pero no tiene el mismo significado. Se trata del saludo al camarada en la época fascista (...) y también la forma en que muchos hinchas del Lazio se saludan entre ellos y saludan a los jugadores."
Lo que Marcotti quiere decir es que Di Canio es un hincha común del Lazio para quien el saludo romano es fundamentalmente una forma de identificación con su club, sin que esto quiera decir que sea un fascista de tomo y lomo, de esos que se comen a los niños crudos.
Este punto de vista, que en Italia parece digerible, en Inglaterra cae de lo más pesado.
Es que toca demasiadas susceptibilidades, demasiados prejuicios y recuerdos. A esto cabrÃa sumar la personalidad intensa de Di Canio: todos recuerdan que en 1998, durante su paso por el Sheffield Wednesday, empujó y derribó al suelo al árbitro que acababa de expulsarlo. Le dieron 11 partidos de suspensión y una multa de £10.000.
Un polvorÃn
Pero esa intensidad, esa entrega total, también obra a su favor. El estereotipo del italiano, en Inglaterra, es alguien como Silvio Berlusconi: frÃvolo, vanidoso, perezoso, indigno de confianza. Los ingleses tienden a confiar en los italianos "atÃpicos", serios, profesionales, como Di Canio y Gianfranco Zola, actualmente entrenador del Watford. Es por esto que los ingleses decidieron olvidar (o apartar) lo del fascismo durante todos estos años.
Pero mientras Zola es un personaje plácido, Di Canio es un polvorÃn con la mecha encendida, de un carácter tan intenso que muchos lo encuentran provocativo y desagradable.
El jurado está deliberando. Si Di Canio salva al Sunderland del descenso de categorÃa, será un ex fascista, un hombre "redimido". Si falla...
El Sunderland cayó 2-1 ante el poderoso Chelsea, el domingo, a pesar de que fue superior. Las cosas pintan mal.
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Mi querido don Lalo: en el ´Úú³Ù²ú´Ç±ô , como en la ±è´Ç±ôóپ±³¦²¹, no existen lealtades sino intereses. Dependiendo de como vaya el candombe, ser fascista, feminista, comunista o algún otro ismo, será conveniente o imprudente. Va uno a saber en qué dirección sopla el viento. El célebre saludo fascista ni siquiera es patrimonio de los hinchas italianos : lo he visto en estadios colombianos, donde el concepto resulta más remoto. Apenas es utilizado- y fuera de contexto- por los sobrevivientes de la izquierda más ortodoxa. Por supuesto, entre la obsesión inglesa por los gestos ±è´Ç±ôóپ±³¦²¹mente correctos - y , en efecto, la nostalgia por el fascismo no lo es- y los vaivenes de la ±è´Ç±ôóپ±³¦²¹ median las viejas heridas de la guerra. Si a eso le sumamos el estereotipo que hace de la sobriedad y el respeto a la norma patrimonio exclusivo de los ingles, mientras ubica a los italianos en el punto más bajo de la barbarie, tenemos un peligroso cóctel servido en un recipiente con forma de pelota.
Estoy totalmente de acuerdo con Gustavo.Cuando hay pesos hay olvidos y disculpas
"Los italianos pierden las guerras como si fueran partidos de ´Úú³Ù²ú´Ç±ô y los partidos de ´Úú³Ù²ú´Ç±ô como si fuesen guerras." Si hasta Winston Churchill no tomaba muy serio a los italianos, qué podrÃamos esperar de los ingleses comunes. No obstante que ya ha pasado mas de medio siglo desde entonces e Italia ha dejado de ser el pais atrasado y rural que era, aún asà es muy dificil borrar los estereotipos del imaginario popular. Respecto a Di Canio, segurmaente fue un jugador mediocre porque no he oido hablar de él hasta que estalló todo este escándalo de su pasado fascista. Triste currÃculo ser recordado de esa manera.
Estimados Gustavo, Alicia y José,
Buena parte del debate en Inglaterra se debe también al mecanismo de los medios de comunicación, que olfatean por un tema jugoso y fresco aunque no haya nada a simple vista. Es por eso que nuestro blog enfoco el tema desde esa perspectiva, destacando el hecho de que hace unos meses, o años, Di Canio era tan fascista, o tan poco fascista, como ahora, y a nadie parecÃa importarle. Gracias por v/aporte.