Estudiantes chilenos tomaron algunos colegios para protestar por lo que consideran poca respuesta ante sus demandas.
Este martes los estudiantes chilenos vuelven a movilizarse por el estado de la educaci贸n en Chile y demandar lo que ellos consideran es la soluci贸n: educaci贸n p煤blica gratuita y de calidad. Esta vez con una marcha nacional.
Sus organizadores afirman que han hecho todo lo posible por garantizar que sea pac铆fica. Tal vez lo consigan.
Pero tambi茅n, como ha venido sucediendo desde que comenzaron las manifestaciones en mayo de 2011, puede que la jornada termine con violentos enfrentamientos entre un grupo minoritario de j贸venes y carabineros. Y que sean las im谩genes de esa violencia las que den la vuelta al mundo y acaparen la atenci贸n de la prensa internacional.
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Sucede una y otra vez. Los medios de comunicaci贸n tomamos un camino y no solemos mirar hacia atr谩s y a veces ni siquiera hacia los lados.
A veces parecemos esos caballos de carga a los que les ponen unos bloqueadores de visi贸n lateral para que no se distraigan.
As铆 me sent铆 el domingo cuando desde el balc贸n de la embajada de Ecuador en Londres Julian Assange record贸 al soldado Bradley Manning, el hombre que est谩 acusado de filtrar buena parte de los cables del Departamento de Estado a WikiLeaks.
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Terminaron, s铆. Los 204 p茅talos del pebetero ol铆mpico se abrieron y dejaron de arder. Ahora est谩n en mano de cada uno de los pa铆ses participantes. Pero la fiesta deportiva no ha llegado a su fin, no todav铆a.
Luego de la ceremonia de clausura algunos se habr谩n quedado con ganas de m谩s, otros quiz谩s est茅n felices de ver el fin de lo que consideraban una "sobresaturaci贸n deportiva".
Personalmente me ubico entre los primeros y por eso me alegra que tras dos semanas de receso le llegar谩 el turno a los Juegos Paral铆mpicos.
Para una buena amiga, que en cambio podr铆a f谩cilmente colocar en el grupo de los "sobresaturados ol铆mpicos", los Paral铆mpicos son incluso m谩s interesantes.
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La irreverencia (es decir, lo contrario a la reverencia o al respeto debido) puede ser un gran motor para el periodismo.
Dispara preguntas que muchos no se animar铆an a formular, quiz谩s por un respeto ciego a determinadas creencias o al orden establecido, o bien por estar habituados a las circunstancias.
De partida, esa "falta de respeto" lleva a meterse en terrenos geogr谩ficos e intelectuales en los que pocos incursionan y promueve la reflexi贸n sobre la realidad.
Puede hacer que el p煤blico cambie su perspectiva de las cosas y hasta movilizarlo a transformar determinada situaci贸n.
(Se me ocurri贸 escribir esta entrada al blog luego de la muerte, la semana pasada, del escritor Gore Vidal -en la imagen-, un maestro de la irreverencia que dej贸 algunas de las frases m谩s incisivas sobre la sociedad estadounidense).
Pongo algunos ejemplos de periodismo irreverente.
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