La burocracia cubana es tal vez una de las m谩s famosas del mundo, sobre ella se han escrito novelas, cuentos, se llev贸 a la pantalla largometrajes, m谩s de un documental y est谩 constantemente en la boca de los ciudadanos.
Algunas de las medidas tomadas han hecho historia, como la decisi贸n del gerente de una cafeter铆a de romperle con una tenaza las asas a todas las tazas para que los clientes no puedan rob谩rselas.
Pero no importa el sector de la sociedad en que uno se mueva ni la actividad econ贸mica a la que se dedique, la burocracia es como Dios, est谩 presente en todas partes y sus medidas terminar谩n haciendo re铆r o llorar a los cubanos.
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Mi viejo amigo, Luis Mendez, se sinti贸 muy sorprendido cuando sin previo aviso los alumnos lo sacaron del tema de la prensa europea y lo metieron de lleno a analizar la cubana, un debate delicado para un periodista que est谩 en el pa铆s como enviado especial.
Eran los a帽os 90, en los inicios de la crisis econ贸mica, y est谩bamos en la facultad de periodismo de La Habana, donde yo impart铆a clases de radio. El debate fue tan rico que Luis, pasado el susto, me agradeci贸 la experiencia.
Eran a帽os de profunda autocr铆tica en los que el presidente de la Uni贸n de Periodistas, Julio Garc铆a Luis, llamaba a romper moldes acartonados, a hacer un periodismo sin censura ni autocensura, que refleje la realidad del pa铆s.
Recuerdo que mis alumnos so帽aban con cambiar el mundo, Roberto Cabada, Rolando Segura, Daisy Balmajos y muchos otros que pasaron por las aulas y que hoy trabajan en la prensa cubana, en la extranjera o se han ido del pa铆s.
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Reci茅n llegado a Cuba, a comienzos del a帽o 1990, acompa帽茅 a mi mujer a llevar a nuestro hijo al c铆rculo infantil en el pueblo del Mariel.
Fue mi primer contacto con el sistema de educaci贸n y, a pesar de venir de Suecia, me sorprendi贸.A los ni帽os se les quitaba toda la ropa que tra铆an de sus casas, incluyendo los zapatos, se les pon铆a ropa limpia del circulo para pasar el d铆a, se les daba una merienda por la ma帽ana, el almuerzo y otra merienda fuerte antes de irse.
Estaban divididos por edades y en cada sector hab铆a cantidades de juguetes did谩cticos con los que se ense帽aba jugando. Al frente de cada grupo de ni帽os se encontraban dos 鈥渟e帽os鈥, una maestra de preescolar y una asistente. Con la crisis econ贸mica esto ha cambiado, la falta de recursos se ha hecho sentir y los c铆rculos infantiles ya no son ni la sombra de lo que eran, sin embargo, hay una realidad incuestionable, a pesar de las limitaciones siguen abiertos.
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Hace unos d铆as mi mec谩nico me cont贸 la buena nueva, el Estado autoriz贸 una financiaci贸n bancaria a 18 meses para los 鈥渃uentapropistas鈥, lo que de alguna manera es el primer cr茅dito que recibe este sector en toda su historia.
Esto implica, en lo inmediato, que ya no tendr谩 que pagar $15 mil al contado por los electrodom茅sticos que el Estado le vendi贸 鈥搊llas, refrigerador y aires acondicionados- dentro del proyecto nacional de ahorro energ茅tico.
En realidad, los trabajadores privados eran los 煤nicos que deb铆an pagarlo al contado, para el resto de la poblaci贸n exist铆an cr茅ditos a largu铆simo plazo e incluso la posibilidad de no pagarlos si no se tienen recursos suficientes.
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