Apenas pude dirigirme al ex presidente James Carter le pregunt茅 si aceptar铆a mediar entre los gobiernos de EE.UU. y Cuba. Sonriendo respondi贸 que lo har铆a encantado si se lo pidieran pero me asegur贸 que lo ve铆a como algo improbable.
Es que realmente pocas personas gozan de tanto respeto de una y otra parte como este cultivador de cacahuetes que entr贸 en la pol铆tica y sali贸 de ella conservando su imagen de hombre honesto, algo que reconoci贸 el propio presidente Ra煤l Castro.
Incluso en la conferencia de prensa tuve la sensaci贸n de que era un hombre sincero, que para entenderlo solo hac铆a falta escuchar atentamente cada una de sus palabras y tambi茅n interpretar sus silencios, nunca nos dijo para qu茅 vino a Cuba, por ejemplo.
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Hace pocos d铆as nos enteramos de que los periodistas extranjeros dejar铆amos de recibir franquicias aduanales para nuestras necesidades de trabajo, enti茅ndase compra de veh铆culos, piezas de repuesto o equipamientos profesionales.
Llam茅 entonces al representante de la marca de autos KIA en Cuba para preguntarle la direcci贸n de la tienda en la podr铆amos comprar ahora la piezas de repuesto. Me responden que no hay tal tienda y tampoco perspectivas de que exista en un futuro cercano.
Noto que se va convirtiendo en costumbre eso de aplicar medidas sin prever las consecuencias. No es de extra帽ar que algunos remedios terminen siendo m谩s perjudiciales que las enfermedades que pretenden combatir.
La mayor parte de los repuestos automotrices se venden a trasmano, as铆 que ahora la nueva directriz nos deja un solo proveedor dentro de Cuba, el mercado negro. Si antes el Estado perd铆a impuestos ahora corre el riesgo de que le crezcan los "faltantes".
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Sin lugar a dudas en Cuba debe haber habido una boda a la que yo no fui invitado y por eso es que no entiendo cuando se repite, una y otra vez, que el caso de Alan Gross pone fin a la "luna de miel" que viv铆an Washington y La Habana.
Un peculiar "romance" en donde se persiguen a las empresas que venden equipos m茅dicos a Cuba y se dedican US$20 millones al a帽o a apoyar los movimientos opositores internos con el expreso fin de desestabilizar al gobierno.
Uno puede pensar que es una "intromisi贸n en los asuntos internos de otro pa铆s" o que se trata de "solidaridad con los que luchan por la democracia", pero calificar estas actividades de "Luna de miel" suena muy alejado de la realidad.
Incluso, seg煤n mis cuentas, los dos "gestos" m谩s importantes de EE.UU. hacia Cuba -mayor flexibilidad en los viajes de estadounidenses a la isla y permiso para que Western Uni贸n entregue los d贸lares al gobierno cubano- son posteriores a la detenci贸n.
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Termino de ver el reportaje sobre "la penetraci贸n imperialista" a trav茅s de internet con certezas y temores. No dudo de que Washington este organizando una ciberconspiraci贸n pero temo que la respuesta sea cerrar puertas y ventanas.
Que EE.UU. intenten penetrar Cuba con su propaganda no deber铆a sorprender a nadie cuando desde hace a帽os financian -con dinero de los impuestos- una emisora de radio y otra de TV que trasmiten exclusivamente para la isla.
Los ingenieros cubanos han interferido con tanto 茅xito estas trasmisiones que ya muy pocos oyen la Radio y no conozco a nadie que haya visto Televisi贸n Mart铆. Las autoridades de Cuba se burlan diciendo que es "la TV que no se ve".
La nueva estrategia de EE.UU. se visualiza tambi茅n en los cables "secretos" de sus diplom谩ticos, donde descartan a la vieja disidencia y apuestan por los blogueros, m谩s ahora que el acceso a la red se multiplicar谩 con la llegada del cable telef贸nico desde Venezuela.
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Hace pocos d铆as un cubano residente en el exterior preguntaba en este blog: "驴Y la foto del art铆culo de d贸nde la sac贸 Ravsberg? Porque en La Habana no hay anuncios comerciales en las calles". Me pareci贸 muy sintom谩tico que no reconociera la capital de su propio pa铆s.
Sin lugar a dudas los cambios que se est谩n produciendo en la isla han "descolocado" a quienes insisten en asegurar que nada est谩 ocurriendo. Por momentos tengo la impresi贸n de que algunos le temen m谩s a la reforma que al inmovilismo.
Esto a pesar de una realidad tan visible como la apertura de los hoteles a los cubanos, la posibilidad de que se construyan sus casas, compren computadoras y celulares, puedan trabajar por su cuenta o tengan acceso a internet en los cibercaf茅s.
Y suceden tambi茅n cambios sutiles pero no menos interesantes como la publicaci贸n y venta de ejemplares de la Constituci贸n, la colocaci贸n de vallas gigantes sobre el tema y hasta un foro en la web de Radio Rebelde, donde se debatieron temas candentes.
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