¿Cuántas mudanzas hacen una casa?
Otra vez cajas en todos los cuartos, otra vez paredes sin cuadros, ropa desparramada, libros apilados como la Torre de Babel.
Incluyendo el departamento donde nací -que no recuerdo- ésta es mi mudanza décimo cuarta. Primero con mis padres, luego sólo con mi madre, luego solo, luego a Londres, luego casado, luego a Miami y ahora de regreso a Londres con un hijo.
Así son las mudanzas, con decenas de elementos comunes -como platos y vasos envueltos en papel de diario- y detalles propios, específicos, de un nuevo cambio de calle, de barrio, de país o de rumbo.
En realidad no abandono Miami todavía, pero como viajo a Argentina en "gira presentación" de mi hijo por varias semanas, no tenía sentido mantener mi departamento aquí si en mayo regreso sólo por 10 días.
La idea es volver a Londres "livianos", sin gastar fortunas en mudanzas trasatlánticas y sobre-peso en los aeropuertos como un año atrás, cuando llegamos a estas costas con la secreta esperanza de no volver a cruzar el océano por varios años.
Por eso, lo particular de esta mudanza es la división de bienes que estamos llevando a cabo con mi mujer sin habernos divorciado. Muchos de los objetos, discos y libros acumulados durante estos años viajarán a Ecuador, otros a Argentina, y dejarán de errar sin rumbo como sus dueños, esperando que alguna vez estos se decidan a detenerse.
Como decía en la introducción, existen en la vida de uno muchos tipos de mudanza (yo llevo 14... mi mujer hasta que me conoció sólo se había mudado una vez y ahora va por su sexta).
Cuando era pequeño me resultaban fascinantes. No había mejor escondite que los gigantescos canastos que traían los adultos para trasladar nuestros muebles, ni mejor material de construcción para mis fortalezas que las tablas de la biblioteca, desarmada y a merced de mi imaginación.
Pero con los años entendí el por qué de tanto estrés en los mayores. Tantos recuerdos almacenados, tanta etiqueta inútil de "frágil, tratar con cuidado", tanto hogar desmantelado y casa nueva por estrenar. Ni los fosos de mis castillos de madera podían mantener esos cambios a raya.
A mis 12 años llegó el primer departamento comprado. Yo todavía no conocía todos los atractivos de la casa propia, por lo que la satisfacción personal de mi madre me parecía absurda teniendo en cuenta que nuestro destino era un apartamento mucho más pequeño que los anteriores.
Mi rechazo absoluto a la propiedad privada se produjo durante las primeras semanas, en las que mi madre no me permitió poner una mano en las paredes para no ensuciar, ni mover un mueble para no rayar el piso. Los vaivenes pasados del inquilinato la empujaron a mantener esos dos ambientes propios más limpios que los salones de un palacio ajeno.
Después llegó mi propio departamento, más pequeño aún que aquel de mis 12 años, pero con elementos fundamentales que hasta el día de hoy significan para mí las mayores expresiones de libertad personal: no hacer la cama por la mañana y poder utilizar trapos de tela y no servilletas de papel para comer, secar los platos y limpiar la mesa.
El 2 de abril del año 2000, exactamente siete años atrás, se produjo la madre de todas las mudanzas, la primera salida del país, el cruce del Atlántico, la llegada no a un barrio desconocido sino a una ciudad completamente nueva, con sus propias costumbres, su propio idioma y los nombres de las calles que jamás aprendí.
Lo fascinante de este cambio fue que no pude llevar muebles, bibliotecas o camas en el avión. Por unas semanas, fui sólo lo que entró en un par de maletas: fui un poco de ropa, unos pocos libros, algunas fotos, nada que pesara más de 10 kilos, nada con patas, nada de madera o de hierro.
Pero la liviandad no dura mucho. Ese sea tal vez uno de los grandes misterios del hombre actual, su capacidad para volverse pesado en cuestión de meses. Lentamente todo se acumula, el equipo de música para escuchar los discos, la lámpara de luz para leer por la noche, las perchas para colgar la ropa y los primeros adornos de los mercados y las ferias por los que ahora caminamos.
Cuando nos queremos dar cuenta ya tenemos muebles propios, cuadros nuevos, anaqueles, roperos, utensillos, vasos y platos suceptibles -ellos también- de ser envueltos en papel de diario en un futuro
viaje.
Cuando llegó el momento de venir a Miami, cruzar nuevamente el Atlántico con esa carga tan pesada implicó cajas enviadas en barco, empresas en el Viejo Continente con compañías asociadas en el Nuevo, aduanas pidiendo explicaciones e inspectores preguntando los valores de la mercadería ("disculpe, señor inspector, eso a lo que usted llama mercadería es mi vida").
Y ahora todo vuelve a empezar...
Yo conocí gente que nació y murió en la misma casa. Que fue feliz conociendo de memoria cada rincón de su hogar, cada mancha en la pared. Nunca me sentí uno de ellos, nunca me dejaron tampoco.
Pero debo admitir que ya me estoy cansado de poner toda mi existencia en cajas, de envolver cada duda y cada certeza en papel de diario, de dejar jirones en cada departamento que queda detrás.
Serán los años, será la familia, será la nostalgia... o simplemente que ya no sé cuántas mudanzas me hacen falta para llegar a una casa.
¿Conocen ustedes la respuesta?
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Si, y la tienes tú el día que quieras lanzar el ancla.
Matías, voy ganando: 16 mudanzas.
Incluyo mudanzas al interior del país y retornos.
Hago una separación: una cosa es el movimiento físico de los bártulos y otra muy distinta, es el aspecto del movimiento hacia un nuevo lugar.
Lo primero es tedioso, hasta insoportable. En cambio lo segundo, es una nueva gran aventura.
Conocer es no quedarse estancado en la vida. Es crecer.
Venimos al mundo con nada y nos vamos de él con recuerdos. Todo lo demás, pasa.
Por eso me gustan las mudanzas.
Aunque a mi edad, muchas veces ya preferiría tener un "rincón en el mundo", donde pueda estar más tranquilo (bien alejado de las ciudades, obvio).
¿ Hola Matías? Cuantas mudanzas hace una casa, los recuerdos del cuarto de pequeños, las paredes, el perfume de los azares de la ventana del dormitorio. No haber guardado las cajas de Harods, Gath y Chaves, las mudanzas desgastas, desprenderse de afectos por ganar lugar, el mejor juguete, se estrañan los amigos del barrio, los vecinos, los comerciantes es todo una tristeza. L uego uno se acostumbra pero, no es facíl. Pagar derecho de piso. ¿ O CASA ? Me mude solo tres veces en mi vida, pero paso cuando puedo por el lugar, recuerdos ¿NO? Un saludo desde Argentina de tu compatriota Matilde.
Sera Matias Que con los agnos dejamos de ser Mafalda y queremos ser mas bien Susanita? . Yo tambien me he mudado muchas veces mas del promedio (15 veces en total en 35 agnos de vida). Me siento de trasteo eterno con una casa en cajas del otro lado del Atlantico y con una casa de este lado a la espera de tener cuadros en las paredes y un sofa comodo para leer. Y despues de seis agnos pues estamos listos y a la espera de volver a arrancar no con un par de maletas llenas de pendejadas sino con un hijo de la mano, titulos academicos de universidadeds importantes y algo de experiencia profesional relevante y una que otra receta de comida exotica. Paradojicamente esta casa, la trasteo, es la casa en la que he vivido mas de la mitad de mi vida de casada, es la casa en la q mi hijo todavia duerme en una cuna de viaje pero puede pasearse a sus anchas ahora q da sus primeros pasos. En esta casa sin sofa comodo, sin cuadros en las paredes mi pequena familia ha celebrado y llorado las alegrias y las tristezas tipicas de la vida en pareja. Esta casa es definitivamente nuestro hogar pero no es nuestra casa todavia. En esta casa oigo el tren de las 9:30 de la noche y caigo en cuenta q hace unos agnos queria ser Mafalda y hoy tal vez preferiria ser Susanita (ya tengo el principe, el primier hijito y bueno solo me falta la casa).
Matias, estos pensamientos me llegan al alma, en los ultimos 9 años me he mudado 5 veces, eso despues de haber venido de mi pais (Cuba) de niña y vivido en New Orleans por casi 30 años. A veces pienso que envidio a los que se quedan siempre en el mismo sitio con todo lo que es familiar, pero tambien estas mudadas me han servido para botar lo inservible, adquirir lo necesario, rodearme de lo que de verdad me interesa y me gusta, he conocido ciudades a fondo no como turista sino como residente, en fin, las mudadas son vivencias - y hay que vivirlas.
Te leí y sentí la tentación de contar mis mudanzas pero me perdí, así que decidí circunscribirme a mi vida después que salí del hogar de mi madre (lo cual implicó dejar por fuera dos casa en Londres, en sólo un año). Pues me he mudado 17 veces desde que tenía 17 años y me fui a estudiar a Caracas.
Justamente ayer, desde mi tercera casa en Miami en 6 años, me hacía justamente esas preguntas ¿Hasta cuando mue voy a mudar? ¿Cuándo llegará el verdadero hogar?. Quisiera pensar que muy pronto, pero ya me he dado por vencida, creo que mi naturaleza no me lo permite. Siento mucho no poder responderte, pero me dio alivio saber que hay otros en mi situación. Como dirían en Venezuela: mal de muchos, consuelo de tontos.
Querido escritor , la verdad es que no tengo una respuesta pero leer tu historia me atrajo la idea de decirte que no estas solo en esa carrera , desde que naci ya perdi la cuanta cuantas veces me mude , por distintas sircunstancias de la vida ., cada palabra que tu escribis me llego directo ya que por fin y ahora a mis 45 anos con mi esposo nos compramos una casa hace solo 3 meses , y mis hijas es la primera ves que les digo que hagan lo que quieran y que nos digan de que color quieren sus cuartos , sus cortinas y que poner donde ., estamos armando todo en conjunto quisas es eso lo que hace falta , y mucho mas estabilidad y mucho mucho amor y esfuerzo para lograrlo , espero no tener que momeverme nunca mas ............
En mi caso ha habido pocas mudanzas, poco significativas, el cambiarte a la casa de al lado solo traía la ventaja de que esta ya era propia (de mis padres) en cada lugar dejamos parte de nuestra vida, esas paredes son mucho mas que solo ladrillos y cemento, son recuerdos, sucesos, historias...
Llegarás a casa, tenlo por seguro =)
saludos, besos y la mejor de las suertes
Mudanzas, la verdad que he hecho varias en mi vida, cada una con historia diferente, cada una vivida diferente... las mas importantes cuando ya casada me mude de Venzuela a Inglaterra donde nacieron mis dos hijos y luego de Inglaterra a Belgica por razones de trabajo, la dicha grande es que en dos de las oportunidades llegabamos a casas propias... el sacrificio vale la pena, ver las cajas abiertas y pegar clavos para los cuadros nos lleno de gran felicidad.... MUDARZE ALEGRA EL ESPIRITUD.
Matias, tu escrito me convenció que muchas personas nos hacemos la misma pregunta, y me ratifica la idea de que somos viajeros de la vida, yo quisiera esa respuesta, llevo 8 mudanzas y ahora me doy cuenta que me faltan otras cuantas, y no se si llegue a conocer mi casa. Pero bueno guardemos la esperanza que lo haremos y seremos turistas que llegaran finalmente a SU CASA.
Uyy, ¿qué te puedo decir?
De verdad sólo vos tenés la respuesta.
Soy una persona muy muy sedentaria. Sólo me he cambiado de casa una vez y me dolió mucho: amigos, comodidades, ¡y dinero! Nuestra casa era propia, la vendimos, y el valor de las propiedades subió cuando nos mudamos!!!
Nos cambiamos de casa por la nostalgia de mi madre de estar cerca de mi abuela, empezamos la construcción con ella. Lástima que el destino nos dio una mala pasada: mi abuela murió antes de empacar y pasar las cosas...
La primera casa estaba vendida, no teníamos opción, y estoy viviendo con mis padres en una casa hermosa, pero incómoda por el escaso transporte público (buses).
Ahora estoy a punto de emprender una gran "aventura". Planeo ver cómo pido un préstamo y construir mi propia casa, en un lugar todavía más lejos de la capital. No soporto empezar una vida nueva sin un suelo firme en mis pies.
Si te has cambiado de casa estos últimos años imagino que es por trabajo, así que no tenés que entristecer, porque me parece que es para mejorar!
Al final de cuentas (aunque suene contradictorio)la verdadera tierra firme son tus sentimientos y las personas a las que amás: tu esposa y tu hijo. Si estás con ellos ¿qué importa donde estés?
Hola Matías:
Yo en 35 años, no he cambiado de casa, pero con mi hermana estamos convenciendo a nuestros padres de cambiar de ambiente, nos ha llevado un poco de tiempo convencerlos, por fin, creo que están de acuerdo; hasta hoy pensé que sería sólo de empacar y listo, pero ya veo que la nueva aventura, traerá con ella los recuerdos de lo que se queda atrás. Pero así es la vida, los cambios deben ser para mejorar.
La respuesta la encontrarás el día que como familia decidan que la travesía ha llegado a su fin y han encontrado un puerto en donde atracar
Saludos
Me ganaste Matias. Yo llego como 6 0 7, pero aqui en New York eso no es un número muy alto. Veo que te vas lejos esta vez. Mucha suerte en tus nuevos caminos y seguimos conectados.
Hola Mathias, vuelvo a leerte despues de mucho, tengo 25 años y no me había dado cuenta que me había mudado unas 11 veces.
ALgunas fueron tristes, otras alegres. Estoy a un mes de casarme y ya compartimos dpto. es ree chiquito, pero siento que mi casa está donde este Él (mi novio), podemos dormir en mi casa o en la suya o en nuestro dpto, que cuando estoy acostada a su lado, o cuando me despierto y está, esa es mi casa. Distintos cristales.
No he visto jamás tu cara. Solo sé que te llamas Matías y que escribes como los Dioses. Me pareces un tipo muyyy interesante.
Me han sorprendido tus palabras, es increíble la cantidad de veces que me he mudado, ni siquiera de un país a otro, simplemente de un estado a otro y en mi época de estudiante cuando salí de campeche a estudiar la universidad, de una casa a otra, siempre buscando la mas barata, la mas cercana... y al casarme igual, hasta obtener la famosa casa propia.
Miro a mi madre y no se si podré tener la fortuna de vivir como ella, en la primera casa que compró con mi padre, en la que crecimos y nacimos todas sus hijas y en la que murió su amado esposo y en la que ahora ve correr a sus nietos.
Siempre le dicen que es un lugar muy grande para ella y siempre contesta que es su HOGAR y que jamás lo dejará por que su historia se escribió en ese lugar.
Creo que las generaciones de ahora no nos podemos dar ese gran lujo. Por que a pesar de que digan que una casa no es un hogar, tambien es cierto que un hogar necesita de una casa, para guardar toda una historia.
UN BESO Y QUE TODO SEA PARA BIEN.
No creo que lo importante sea el numero de mudanzas, sino las circunstancias en que dejas cada casa o lo que viviste en ese lugar que ahora dejas lo que mas te pega. Yo he tenido dos o tres mudanzas realmente traumaticas, otras tristes y otras tantas irrelevantes. No puedo ni comparar unas con otras, no pareciera que estoy hablando de la misma cosa: una mudanza. En realidad no lo estoy haciendo. En unos casos estoy hablando de un cambio de vida completo al divorciarse mis padres y mi madre casarse con un hombre totalmente diferente a mi padre, irnos a vivir a su casa y dejar absolutamente todo lo que conociamos atras. En otro caso estoy hablando de haber conseguido un apartamento despues de que me botaran del mio y haber perdido absolutamente todo lo que tenia adentro, haber pasado 5 dias durmiendo en una biblioteca, sin trabajo, en una ciudad y pais extra~o. En el ultimo caso, estoy hablando de la vez en que tuve que dejar el apartamento de mi papa, algo bastante feo, y tomar la decision internamente de que la relacion con el habia terminado para todos los fines practicos. Las otras por comparacion han pasado practicamente desapercibidas. Ahora espero que la proxima sea para mi casa propia o mi pais.
Ay Matías! esa es una respuesta dificil, pues yo he llegado a pensar que habemos algunos que nos toca mudanzas desde que nacemos, a mi me ha tocado una que otra de casa en casa, y de pais a pais.
A veces me siento a lo cabral "no soy de aqui ni soy de alla".
Quizas es como te dicen mas arriba, tu casa es ese lugar donde te encuentras, y recien unos dias atras me citaron a Gaston Bachelard en "La poetica del espacio":
“La casa en la vida del hombre suplanta contingencias, multiplica sus afanes de continuidad. Sin ella el hombre sería un ser disperso. Lo sostiene a través de las tormentas del cielo y de las tormentas de la vida. Es cuerpo y alma. Es el primer mundo del ser humano”.
Como ves mi amigo, quizas por alli este la respuesta, ya tienes casa pues no son las paredes, es lo que contiene y no puedes tocar pero si sentir.
Suerte con tus viajes, y mis mejores deseos en un nuevo empezar espacial.
Uyyy mi estimado Matías has puesto una vez más el dedo en la llaga. Paso a contarte que en mis 32 años llevo más de 20 mudanzas y como vos, no sólo de casas, ni de barrios, ni de ciudades, sino de países. Como dijo alguno antes que yo, a veecs me resultó felíz la tal mudanza y otras veces no tanto, pero estoy segura que siempre fue como tuvo que ser. Durante muchos años me encantó esta movediza vida, pero... como te ocurre hoy a vos.. ya me cansé. Este año cumplo 5 años de nuevo en Buenos Aires, pero en diferentes departamentos, viste como es esto de no poder ser "dueño". La vida inquilina te lleva hacia donde el presupuesto te deje. Ciertamente, a esta altura me encantaría tener mi casa, ésa en la que, aunque deba dejarla por un tiempo, pueda volver cuando quiera. Donde mis pocos -y muchas veces dejados por ahi- efectos personales se mantengan a resguardo de mi involuntaria movilización. Quiero un lugarcito donde cada cosa encuentre "su" lugar. La mudanza en sí es estresante por donde la mires pero, aún así,cambiar de ciudad también es hermoso.
Más allá de todas nuestras dudas existenciales, espero que esta nueva movilización sea con felicidad,ya que la familia, con el nuevo integrante se merece lo mejor.
Saludos y te esperamos por nuestro "Buenos Aires querido!"
VB
Querido Matías, Te quedamos cortos con nuestras 4 mudanzas, pero la última fue la mejor, pues como nos tomó 20 años para tener nuestra propia casa, te imaginarás todo lo que empacamos para llegar hasta aquí; además ya no contábamos con presupuesto para contratar el camión y los ayudantes por habernos gastado lo que teníamos y no teníamos en terminar la casa; así que se hicieron montones de viajes en una pequeña camionetita (un intento de fabricacion automotriz ecuatoriana), que además es muy graciosa y no se puede evitar el ser visto cuando se circula por las calles, más aún cuando íbamos cargados de nuestros cachivaches, y el viaje final que jamás olvidaré: mi hija y yo en el cajón de la camioneta abrazando a nuestros dos enormes perros con todas nuestras fuerzas para que no se les ocurra saltar a medio camino.
En ese empacar de cosa en cosa me sucedió que me pregunté para qué compré cada una de esas figuritas de toda clase, madera, barro, metal, etc, etc, y me prometí que pararía de "llenarme" de cositas porque al final solo dan trabajo; pero, la realidad es que ahora que llevo 7 años en mi casa propia y veo las fotos de mi antiguo departamento con cada cuadro, planta, adorno y cosita que había comprado por aquí y por allá me doy cuenta de que no sólo es inevitable hacerlo, sino que ése es precisamente el toque que inconcientemente le da uno al lugar en donde vive, y en ese toque se transmite a quienes vivimos allí el sabor de hogar que nos vamos llevando a donde fuere, si no, seríamos seres vacíos y nuestros departamentos y casas también; así que sigue viajando, sigue empacando y desempacando y comprando recuerditos, es decir sigue tejiendo tu vida con tu familia, y ya sólo cuando la malla sea muy larga de enrollar te asentarás y dejarás de parecerte a los nómadas que plantan y alzan tiendas llevándose a sus rebaños en busca de la mejor hierba.
uuuuy... yo los gano a todos... tengo 21 años y me mudé 21 veces de casa (aunque mi mejor amigo dice que debo contar 18 porque las primeras no las recuerdo), me cambié 8 veces de cole, he estado en 3 universidades, en seis ciudades( Tierra del Fuego, La Plata, Córdoba, Barcelona, Castelldefels, Madrid y Londres, 3 países... en octubre me mudo a Bélgica. Ahora me pega uno de los apodo que tenía: Hormiguita viajera, que en Europa me lo cambiaron por Willy Fog.
Mudarse es algo bueno, porque renueva y además te obliga a tirar parte de lo que ya no utilizas y que de otra forma estaría guardado y con polvo.
En fin... expleriencia recomendable!!! Feliz mudanza!!!
Felicito al autor por el artículo