El hombre que hacía llorar a los demócratas
En la cambiante política de Estados Unidos se repite la historia y Ralph Nader es otra vez candidato independiente a la presidencia de Estados Unidos.
Para muchos –y a veces para uno- la participación de Nader en la campaña presidencial de 2000 permitió que George Bush ganara en la Corte Suprema lo que había perdido con el voto de los estadounidenses. Para muchos otros –y a veces para uno- Nader es un idealista que habla de los temas que el sistema político quiere evitar.
Para uno –y a veces para muchos- es un político que trata de mostrar los enormes vacíos del discurso político de Washington y a la vez es un optimista que sólo tiene ganas de joder.
Los temas de su campaña son establecer un sistema de seguro médico nacional, reducir el gasto militar, buscar alternativas a la energía nuclear, castigar los delitos corporativos y eliminar los subsidios a las corporaciones.
Pero Nader también plantea abrir los debates presidenciales, implementar un impuesto a la contaminación por carbono, dar marcha atrás a la política estadounidense en Medio Oriente, abrir proceso político a George Bush y a Dick Cheney, derogar las leyes antisindicales, e imponer un impuesto a la especulación en Wall Street.
Es una agenda radical, con asuntos que no aparecen en los discursos ni las entrevistas ni las historias que la prensa escribe sobre Hillary Clinton y Barack Obama o John McCain y Mike Huckabee.
Lágrimas de columnista
No se equivocan quienes piensan que los periodistas estamos demasiado ocupados oyendo lo que los políticos dicen y no nos detenemos a pensar en lo que dicen.
Es verdad que a veces falta sustancia en el debate político, profundidad en los planteamientos del partido, claridad en las ideas del candidato, y que esas carencias nos hacen visitar lugares comunes de la política y emitir vaticinios sin ton ni son.
En la confusión, uno cuenta y espera que los números digan la historia porque el análisis político de Estados Unidos es asunto de estadística y encuesta y otros tipos de brujerías premonitorias a posteriori.
Y -aunque no lo diga- llora lágrimas de columnista cada vez que piensa en el dinero.
o en cualquier otra nación aunque más en Estados Unidos, donde la campaña presidencial podría costar cerca de mil millones de dólares según fuentes sin duda exageradas pero al fin y al cabo creíbles.
Esa es la condición. Quien tenga acceso a ese tipo de dinero puede ser presidente de Estados Unidos. Ralph Nader no lo tiene.
Otra vez el extraño
Y uno piensa que quien tiene acceso a ese tipo de dinero y la aspiración tiene relaciones, nuevas y viejas, sobre todo sólidas en el aparato político de Washington.
Parte de la estrategia de campaña de Obama como de Clinton, de McCain o de Huckabee, ha tratado de evitar que identifiquen al candidato con el establecimiento político de Washington, aunque de hecho son parte del establecimiento político de Washington, que no permitiría a un extraño buscar la presidencia.
El extraño es Nader. Pocos, incluido el propio Nader, piensan que un candidato independiente –con dinero o sin él- tiene posibilidades de ser algo más que candidato a la presidencia, como demostró Ross Perot en 1992 y en 1996.
Quienes ven a Nader como un personaje con un ego enorme parecen ignorar que la política es cosa de egos, aunque pierdan de vista que es un candidato cuya propuesta política es consistente con la opinión de la mayoría de los estadounidenses, según las encuestas.
Y quienes lo ven como personaje marginal olvidan que representa casi tres por ciento de la opinión pública de Estados Unidos. Y quienes olvidan eso olvidan que las minorías también tienen derecho a voz y a representación en una democracia.
Ya no se trata de ganar
Pero sobre todo no se han dado cuenta de que Ralph Nader es el único que puede hacer llorar a los demócratas porque dice las cosas que ellos no dijeron. Y que los republicanos, en la cima de la arrogancia y a falta de argumentos, prefieren ignorar.
Esta vez, como en las anteriores, . Se trata de hablar sobre los problemas que afectan al país más poderoso del mundo, primo inter pares, dentro y fuera, un ejercicio que no prefieren todos los políticos del sistema.
Y esta vez, como las anteriores, será presidente el candidato que ofrezca más a quienes tienen voto y veto, y dentro de poco nadie recordará que los grandes cambios en el país de los grandes cambios se produjeron gracias a la presión de los pequeños partidos.
Nader no ganará. Poco va a cambiar en Washington y a fin de cuentas poco va a cambiar en el mundo. Estados Unidos seguirá teniendo intereses en América Latina en vez de amigos.
Pero uno sabrá que hay actividad política más allá de los partidos del sistema, que con el tiempo y la práctica han terminado por ser lo mismo. No pasará nada aunque pueda pasar todo.
Uno pensará en Nader como el hombre que hacía llorar a los demócratas mientras caían las lágrimas de los reporteros, y la historia volverá a repetirse.
ComentariosAñada su comentario
Si fuera ciudadano de los USA este sería mi candidato. Esta claro que el sistema bipartidista en el que ha degenerado la democracia norteamericana y como esos partidos ignoran los problemas clave de la mayoria de los ciudadanos, explica los bajos indices de participacion. Ya dijo J.K. Galbraith en su libro "Una sociedad mejor" que USA ya no es una auténtica democracia , la mayoria es ignorada y esos dos partidos son el partido de los satisfechos y defienden los intereses solo de estos. Al menos hay una voz en ese desierto político que clama por la justicia y por devolver al pueblo al centro del debate.
La democracia esta mostrando signos de agotamiento porque al igual que el comunismo son sistemas que surgieron en periodos bien precisos de la historia. Hemos entrado la era del cumplimiento de las utopías y el despertar de la conciencia, es necesario reformular las teorías políticas para que incluyan también la religión pues el espíritu y el cuerpo no pueden seguir marchando por caminos diversos. La familia como institución social va a reemplazar al individuo y mediante esta, Dios ejercerá su soberanía sobre toda la gran familia humana. Es necesario comenzar la política del servicio y de hacer el bien. La política surgida de la dialéctica desaparecerá para dar paso a la política que nace de la compasión, el respeto mutuo y el amor.
El problema de los Estados Unidos (aunque ellos lo consideran "una ventaja organizativa") es que solo existen dos partidos que se reparten todo el poder. Al final, no terminan representando a la mayoría. Es algo así como tener dos tiendas en el barrio. Ya están allí desde hace años y todos compran en una o en otra. Si aparece una nueva durante solo unos días, pues sencillamente es ignorada y desaparece por falta de clientes. Algo así es lo que le pasa al partido verde o a los libertarios en los USA. Por tener posiciones políticas bastante claras y específicas terminan por parecer "radicales", mientras que la vacuidad republicana y, en algo de menor medida, demócrata, acaban por convencer al ciudadano común y corriente que no quiere "expreimentos" sino algo conocido. Terrible que el país má spoderos de la tierra se gobierne bajo el lema "más vale malo conocido que bueno por conocer".
Soberbio tipo...No me imagino haciendo todo lo que se ha dicho...Significaría un verdadero cambio...Muy bueno...