Es mejor nada que la mitad
"Los primeros dos días no pudimos acceder a la red para nada pero el tercero tuvimos una conexión lenta lo cual no solucionó el problema, porque es muy difícil trabajar cuando la internet no funciona rápido".
Este comentario pertenece a Ahmed Haled, el empleado de una agencia de turismo en el centro del Cairo y una de las personas a las que entrevisté sobre los problemas que ha experimentado Egipto con la red, desde que dos cables submarinos se dañaran en las profundidades del Mediterráneo.
Presento la segunda parte de su testimonio en "negrita" porque, mientras la primera oración la dijo con la resignación de un médico que anota la hora del fallecimiento de un paciente, la segunda la pronunció con la angustia del familiar del muerto. Y por eso el título de este blog.
"Lo primero que pensé fue que mi conexión inalámbrica tenía un problema pero después preguntando supe que se trataba de un cable roto entre nosotros y Europa", me contó Mustafá, el gerente de un hostal barato con una vista de cinco estrellas a la plaza Talat Harb.
Lo que ocurrió con Mustafá el miércoles 30 de enero ocurrió con todos los que vivimos en Egipto. Nos despertamos, prendimos nuestras computadoras, llamamos a internet e internet no respondió nuestro llamado.
La primera reacción fue insultar al ordenador, una práctica tan común como presionar Control Alt Delt y comenzar todo de nuevo. Pero ni el teclado, ni el monitor, ni el ratón, ni el enchufe, ni la batería, ni la red tenían culpa de nada.
Con el correr de las horas nos enteramos que el problema era de una magnitud mayor a nuestra comprensión y nuestros insultos. Que en el Golfo decían que eran las condiciones climatológicas. Que en Alejandría culpaban al ancla de un barco.
Incluso en India y en Bangladesh se tiraban de los pelos todos los empleados de los centros telefónicos de atención al cliente, cliente que seguramente vivía en Londres o Los Ángeles, muy lejos del epicentro de la tragedia.
Pero lo peor estaba por llegar. Después de la nada vino la mitad. Cuando ya nos acostumbrábamos en El Cairo a una nueva plaga bíblica, al apocalipsis del internauta, al fin de los tiempos, la conexión se reestableció, pero no del todo.
Y ahí estábamos, periodistas, oficinistas, abogados y cambistas; amas de casa, doctores, policías y ladrones; todos viendo como la página de nuestro correo personal o el web site de nuestro periódico preferido tardaban minutos (todos llenos de 60 eternos segundos) en desplegarse ante nuestros ojos.
Acosados por nuestra propia ansiedad, pensábamos que abriendo otro sitio tal vez tendríamos más suerte y pasábamos de una dirección a otra obligando a la computadora a reiniciar todo el proceso. De más está decir que con este sistema no llegábamos a ninguna parte y el fin del camino era siempre el mismo, una pantalla en blanco.
Ninguno estaba preparado para renunciar a la velocidad a la que tanto nos hemos acostumbrado. Hacíamos clic y otro clic y otro clic con nuestro ratón completamente cegados ante la nueva realidad, como el borracho que agita la botella vacía soñando con una última gota de alcohol.
Es por eso que concluyo en este blog que es mejor perder algo por completo que conservarlo fraccionado. Prefiero no poder conectarme nunca más a internet y esperar diez días una carta de carne y hueso (de papel y tinta), que tardar más de dos minutos en saber si alguien me escribió a mi correo electrónico.
Entiendo que esta conclusión suene para algunos un poco exagerada, pero a ellos les hago una pregunta: ¿Preferirían no tener nunca más un teléfono celular o poder seguir contando con las ventajas de este servicio pero utilizando exclusivamente los primeros ejemplares, aquellos "ladrillos grises" que necesitaban de un maletín propio para poder llevarlos con uno?
Otros dirán que no expongo nada nuevo y que mi osada declaración de principios es una elección más antigua que las Pirámides.
A ellos tal vez le pasó lo peor que le puede deparar el destino a los enamorados. Que aquella persona que amamos más que a nadie nos rompa el corazón y para terminar con la faena suelte la frase: "¿Podemos seguir siendo amigos?".
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Me has hecho reír de una forma!!
Acá la gente de Instituto Costarricense de Electricidad y Radiográfica Costarricense (las únicas que administran el servicio de internet en el país) tienen unas historias que contar...
Hasta tiburones que se han comido los cables de fibra óptica y dejan a todo el país sin el servicio.
Lo peor que cuando los clientes (que no están usando internet) esperan que todas las bases de datos funcionen bien, y se les pueda brindar cualquier servicio como siempre.
Y el teléfono no desaparece, así que se tiene que atender a todos los quejosos con la sonrisa forzada que te enseñaron en el curso de servicio al cliente.
Sí, es triste cuando dependes tanto de algo. Muy triste perderlo. O dejarlo a medias.
Nota aparte:
Gracias por tu comentario en mi blog.
Una observación, como la mayoría de sordos pueden hablar el idioma de su país, (técnicas de dicción, terapia del lenguaje) no les gusta que les digan sordomudos. Sólo Sordos. Y por lo menos los que yo conozco están muy orgullosos de su cultura y capacidades, por eso hasta lo escriben con mayúscula.
;-)
Saludos al bebé y a tu esposa.
Que desesperante situación, en mi sitio de trabajo cuando no hay Internet es como que faltara algo se ve a la gente impaciente, como que esperara algo, y es que en verdad nos hemos acostumbrado a los click y listo la información a la mano. y te doy la razón prefiero que no exista a tener la ansiedad de esperar a que se pueda ver algo frente al monitor.
Jaja!
Excelente post y definitivamente concuerdo al 100% con tu opinión. Hace unos días nos ocurrió lo mismo en la oficina y lo mejor era saber que tus únicos instrumentos de trabajo eran el teléfono y una computadora "funcional a medias" -yo opté por guardar borradores como loco- que perder horas intentando en vano concectarse a la red. Uno puede llegar a ser más productivo sin internet, me consta, pero no le digan a mi jefe...
Como siempre, saludos a todos!!!
Tienes razón es desesperante cuando las conexiones se ponen lentas.
Me hizo reir mucho el comentario que lei, a la vez que me hizo pensar en la posibilidad de que esto tambien haya ocurrido en Palestina, ya que un par de contactos que tengo alli, no los he encontrado por estos dias, guardando la esperanza que ese fue el motivo...si tienes informacion que alli tambien ocurrio eso, me gustaria que me lo digas. un gran saludo para ti.
Estimado Matías,mi saludo habitual a tí,María y Hakim.Ya de retorno a mi cotidianeidad,leí tus blogs,pero no hice comentarios,ya que este tiempo está dedicado a ordenar mi año.El tema de hoy tiene rápida y efectiva solución alternativa,algo más cara,no mucho.Mi consejo:usar el celular como modem en la pc,así de simple.Yo hacia esto hace muchos años con mi laptop y funcionaba perfectamente.Por qué?,pues porque la telefonía movil y sus portales usan conexión satelital,tanto las redes que dependen de Bell South como las independientes.Así pues,nada de quejas y no olvidar que la tecnología es un monstruo de mil cabezas y su fortaleza tiene mil puertas.Saludos a todos Mario
¿Que difícil es dejar un comentario!
En fin. Dependo de la internet para trabajar. Eso si, en vacaciones no me acerco a una PC.
Saludos.
Muy interesante este post porque refleja un aspecto importante de nuestro tiempo: la necesidad de tener inmediatez en las comunicaciones y lo desesperante que puede ser no tenerla cuando se la necesita. Por eso es de vital importancia no acostumbrarse demasiado a las bondades de esta clase de medios y tener alternativas, incluso manteniendo el uso de las tradicionales cartas de papel y tinta. Muchos creen que con la presencia de la Internet ya pueden despedirse de este mundo la radio y la televisión, por ejemplo, pero resulta engañoso pensar así porque vivimos dentro de una suerte de "burbuja tecnológica" sostenida precariamente en una paz mundial siempre amenazada y en un aparente equilibrio natural que fenómenos como los huracanes, terremotos o inundaciones, etc., nos recuerdan que no existe. Sospecho que, si se produce una nueva Guerra Mundial o una calamidad ambiental de alcance global, lo único que podría seguir uniendo a gentes de zonas remotas del mundo será la radio, siempre y cuando haya forma de generar electricidad, una forma de energía que no puede almacenarse como se guarda al agua en lugar seguro. Hay que vivir, entonces, con humildad, viendo más allá de lo evidente. Un saludo.
Sr. Don Matias.
Sin Duda la Internet se ha vuelto una herramienta indispensable en esta vida. Actualmente no concebimos la vida sin ella y mucho menos con una conecxion lenta. Me acuerdo mucho de aquellos "modems" que corrian a 12 KBPS y esperabamos hasta 10 o 15 minutos para ver una pagina y esto era visto como un gran logro.
Sin embargo creo que nada puede igualar la felicidad de recibir una carta escrita por el puño y letra de un amigo o un pariente. La emocion de recibir un pedazo de papel y leer las noticias y logros que ahi se plasman, es y siempre sera indescriptible, La modernidad poco a poco sepulta lo viejo y lo obsoleto pero no por ello menos hermoso. Saludos a su esfuerzo, y felicidades por su blog y su trabajo.
Es mejor no hacer las cosas que salen mal. Coincido.
Es mejor nada que la mitad.
El encabezado de la nota se utiliza después de haber mordido una manzana y nos percatamos que tenía un gusano. No es novedosa.
Matías esta de pensarse el TODO o NADA.
Sin lugar a dudas comparto su desesperación la cual ha sido plasmada manera muy artística.
Creo que me quedo con esa mitad a renunciar, aún con los inconvenientes que representa.
Yo sí PREFIERO ESA MITAD A NADA .
Un saludo a usted y a su bella familia.