La agonÃa de Javier Aguirre
Javier Aguirre es la última vÃctima en la extensa lista de chivos expiatorios que salpican la historia reciente del Atlético de Madrid.
El técnico mexicano resistió el tormento todo lo que pudo, con entereza e hidalguÃa, virtudes que muchos le reconocen... pero no cuentan a la hora del cuchillo.
En algunos momentos de comienzos de esta temporada el Atlético dio la impresión de que podÃa convertirse en uno de los grandes animadores de la Liga, pero de los habituales altibajos se pasó en enero a una caÃda en picada.
El plantel ya no daba la cara por su técnico y éste carecÃa de recursos o ideas para revertir el mal juego y la mala disposición general.
Mucho se ha especulado sobre la supuesta traición de algunos jugadores. Un dÃa antes del despido, el conductor de El Larguero (un programa de radio) le preguntó si uno de los traidores habÃa sido Sergio Agüero, cuyo rendimiento ha disminuido notablemente en las últimas semanas.
Aguirre lo negó con argumentos bastante persuasivos, ya que involucraban a su familia: dijo que las relaciones con Agüero eran más Ãntimas que lo habitual, que habÃa vivido en su casa al llegar a Madrid y que los hermanos del jugador compartÃan los juegos de sus hijos.
Es de suponer que Aguirre no habrÃa mencionado a sus propios hijos como prendas de la lealtad de Agüero, si el argentino fuera uno de los "traidores".
Si la baja forma de Agüero se debiera al deseo de socavar a su benefactor, serÃa despreciable, pero diversas fuentes coinciden con Aguirre en que éste no es el caso.
Cuando hablamos de "traidores" nos referimos a ciertos jugadores que ante los periodistas defienden al técnico y en la cancha se cruzan de brazos.
Aguirre también habló de la buena fe del uruguayo Forlán, pero en ningún momento admitió la teorÃa de la "traición".
A las pocas horas, cuando lo habÃan despedido, sólo tuvo palabras de agradecimiento para todos en el club.
En realidad, es asombrosa la serenidad de Aguirre bajo el fuego: es de esos tipos que uno quiere a su lado en una trinchera.
Algunos dirán que esa discreción tiene mucho que ver con el acuerdo legal que puso fin a sus servicios en el club.
Al hombre le pagan o le prometen determinada suma, a cambio de lo cual él se compromete a no hacer olas.
Esto explica el silencio de muchos técnicos después del despido.
Sea como fuere, casi todos los despedidos se las arreglan, antes o después del hecho, para transmitir su indignación por la "injusticia".
Todos saben, en el fondo, que sus trabajos son efÃmeros (casos como el de Alex Ferguson en el Manchester United son rarÃsimos), que su renuncia forzada o su despido con cajas destempladas están anunciados, como la muerte que contó GarcÃa Márquez.
El superagente Mendes
El destino de los técnicos, como de los polÃticos, es el fracaso.
A esta altura de la temporada (hablamos del ´Úú³Ù²ú´Ç±ô europeo) abundan los técnicos con los dÃas contados, por la sencilla razón de que son muy pocos los triunfadores en la recta final, mientras que el resto debe rendir cuentas.
En Inglaterra ya se habla de que podrÃa rodar la cabeza de Luiz Felipe Scolari, un desenlace que muy pocos preveÃan cuando el brasileño llegó al Chelsea.
De ser empujado, Scolari se llevará mucho más dinero que Aguirre.
En su caso también es evidente que el plantel se ha echado a dormir.
Entre los más somnolientos figura Deco, uno de sus favoritos cuando era técnico de Portugal.
El brasileño acaba de apadrinar la llegada al Chelsea, como cedido, de Ricardo Quaresma, otro de sus ex pupilos en el seleccionado portugués.
El hombre, que al parecer tiene ciertas dificultades de comportamiento, defraudó en el Inter de Milán, a pesar de que José Mourinho puso la mano en el fuego por él.
El técnico corrió un gran riesgo, porque el propietario del Inter, Massimo Moratti, se pronunció públicamente en contra de la incorporación de Quaresma, cediendo luego ante la insistencia de Mourinho.
La operación le costó a Moratti 20 millones de euros.
Tan mal jugó Quaresma (un jugador de reconocidas dotes técnicas), puso tan poco empeño que Mourinho debió tragarse el orgullo y cambiar su esquema de juego.
En ese caso hubo otro factor, especialmente embarazoso para Mourinho: el agente de Quaresma es Jorge Mendes, su propio representante... y también agente de Scolari.
Demás está decir que Mendes también representa a Deco, cuyas flojas actuaciones llevaron a muchos comentaristas a preguntarse por qué Scolari insistÃa en mantenerlo como titular.
Coincidencias, meras coincidencias... ¿o no?
Moratti y Abramovich tal vez opinen lo contrario. Ya nos enteraremos.
ComentariosAñada su comentario
Para mà el complot contra Aguirre en el Atlético era evidente. Dentro del cúal no descartarÃa a Agüero y Forlán pero Javier es deamasiado caballero para exponerlo publicamente. Recordemos lo que ha sido el Atlético de Madrid los últimos tiempos y mi conclusión es que la afición y el equipo le deben más elogios a Aguirre que los que él les ofrecio al momento de irse. El Atlético es buen equipo y lo veremos cuando llegue el nuevo entrenador. Suerte para Aguirre.
Aguirre es un gran entrenador. Atletico ha errado al echarlo, el tiempo lo demostrara.
No sé que esperamos en México (muy en especÃfico Pumas) en contratarle.
pues sÃ, la verdad es que Aguirre es un tipo carismático y no se duda de su capacidad como estratega, sin embargo, aún me resulta incomprensible su comportamiento anómalo en los octavos de final de la copa del mundo de Corea-Japón 2002, donde EU eliminó a México;sé que no es el tema pero uno recuerda las imágenes de un Aguirre displicente, sin esa garra para dirigir a sus jugadores, sin reclamar airadamente; pareciera que efectivamente transó con no sé que poder oscuro para urdir la eliminación de México en ese Mundial, los cambios fueron incomprensibles e infames, por favor, que no regrese a la selección, su actitud todavÃa merece una buena investigación periodÃstica y el debe una explicación.
Aguirre es un profesional, lo son los jugadores? siempre cae la cabeza del técnico, pero a veces vemos a los jugadores con tal apatÃa que no se que esperan para cortarles la cabeza (despedirlos), quizás las clausulas que firman algunos de ellos como Agüero, son las que evitan tales despidos, pero basta verles en la cancha para darse cuenta que ante tal parsimonia el técnico nada tiene que ver, la cosa es que muchos de los jugadores en lugar de hablar y declarar sus descontentos con los dirigentes cobartemente prefieren "hacerle la cama" y como consecuencia viene el despido, pero el timpo se encarga de poner cada cosa en su lugar.
En respuesta al ultimo comentario (karla A.), lo que pasa es que despedir al tecnico es siempre más barato. Barato en lo cuantitativo, pues nunca es "un" jugador el que no se comporta de manera profesional, sino que siempre son varios. Y barato en lo cualitativo, pues los jugadores no sólo es su sueldo lo que figura en el contrato: hay derechos de imagen, publicidad, merchandising; cosas que casi en ningun contrato de entrenadores existe.