大象传媒

La primera ola de su empuje viene de la arena comercial.

La compra de bienes virtuales ha sido una realidad para videojugadores desde hace a帽os, pero la llegada de un elemento social catapult贸 su popularidad.

El auge inicial de Second Life permiti贸 que su moneda -Linden dollars- se cambiara libremente por d贸lares estadounidenses y registrara algunas transacciones en el mundo real.

Pero su impacto es meramente 补苍别肠诲贸迟颈肠辞 si se compara con lo que vino despu茅s.

La popularidad de las redes sociales y los juegos que en ellas habitan han elevado los bienes virtuales a la categor铆a de productos de primera necesidad en el mundo virtual.

Los usuarios quieren tener m谩s, lo m谩s 谤谩辫颈诲辞 posible (cualquier parecido con la vida real es pura coincidencia), y est谩n dispuestos a pagar dinero real a cambio de divisas digitales.

Para algunos, las divisas virtuales son el futuro, pero 驴llegar谩n a sustituir al dinero real?.

Facebook y sus "credits" son un ejemplo, pero no el 煤nico. Cualquier valor digital como una tarjeta de regalos de iTunes o Amazon que intercambia dinero por un bien virtual, no tangible, es parte de esta econom铆a.

Los bits est谩n venciendo a los 谩tomos.

Las empresas se han dado cuenta de las oportunidades que este escenario representa m谩s all谩 de un sistema de transacciones.

Algunas est谩n usando las monedas virtuales como un mecanismo para atraer m谩s usuarios. En vez de venderlas se las regalan si observan un video publicitario, el trailer de una pel铆cula o visitan la p谩gina de un anunciante.

Los usuarios ganan divisas que pueden intercambiar por objetos virtuales y las empresas ganan una audiencia cautiva que les da dinero a cambio de publicidad.

Otras usan las monedas virtuales como la base de sus programas de lealtad en la que dan cr茅ditos a sus clientes por realizar m谩s de una compra en su empresa, entre otras promociones. Algunas m谩s logran que sus consumidores respondan encuestas a cambio de divisas digitales.

Pero m谩s all谩 de la esfera de la mercadotecnia, la moneda virtual tambi茅n cuenta con un grupo de entusiastas que ven en ella el futuro de la econom铆a global.

Para ellos la posibilidad de crear una divisa digital que pueda deshacerse de intermediarios bancarios es el camino hacia adelante.

Una de sus caras m谩s visibles es Bitcoin, una moneda virtual creada a partir de la capacidad de procesamiento de una computadora.

Cada moneda cuenta con un sofisticado nivel de 肠辞诲颈蹿颈肠补肠颈贸苍 que la hace 煤nica y en teor铆a no se puede saber la identidad de su due帽o -a menos que 茅ste la revele- pero s铆 se puede saber cu谩ndo cambi贸 de manos en una transacci贸n.

En sus inicios la gente se 别苍迟耻蝉颈补蝉尘贸 con la idea y poco a poco la moneda comenz贸 a cobrar fuerza hasta cotizarse a raz贸n de US$31 por Bitcoin en junio. A partir de ah铆 ha ido cayendo sistem谩ticamente hasta alcanzar algo cercano a US$1 por BitCoin.

Muchas personas la est谩n dando por muerta, aunque en t茅rminos financieros su valor sigue siendo fuerte considerando que en enero de este a帽o se cotizaba a US$0.01 por moneda.

The Guardian tiene muy interesante al respecto.

Lo m谩s interesante de Bitcoin es el hecho de que su origen y destino son digitales. Cada persona crea su moneda -lo cual no es f谩cil- y entre m谩s divisas hay m谩s dif铆cil es generarlas. No hay intermediarios y las transacciones se realizan entre usuarios.

Por supuesto una iniciativa como esta genera a煤n muchas incertidumbres.

Por un lado est谩 el 谩rea legal dado que en muchos pa铆ses a煤n no est谩n claros los derechos y alcances de empresas que usan divisas digitales. 驴Tienen fecha de expiraci贸n? 驴Qu茅 pasa si alguien las roba? Estos son algunos ejemplos de las interrogantes al respecto.

Y tambi茅n hay una preocupaci贸n por el impacto que este tipo de monedas pueden tener en el sistema financiero del mundo real. A diferencia de los billetes y monedas que son regulados por bancos centrales, la creaci贸n de divisas virtuales no est谩 regulada y no cuenta con un l铆mite. Bajo esa l贸gica de pensamiento, sin regulaci贸n la inflaci贸n del mundo real podr铆a f谩cilmente trasladarse a la arena virtual.

China, por ejemplo, prohibi贸 en 2009 el uso de monedas virtuales para adquirir bienes reales ante el temor de que estas transacciones impactaran la econom铆a real. Corea del Sur, por su parte, le dio el mismo valor a ambas monedas pero las transacciones virtuales deben pagar impuestos.

Es dif铆cil saber cu谩l es el futuro de estas monedas, pero parece claro que generan reacciones encontradas.

En una 肠辞苍惫别谤蝉补肠颈贸苍 global sobre el tema las opiniones se dividieron. Algunos me dijeron que nos estamos moviendo hacia all谩 y que es inevitable. Otros apuntaron que la adopci贸n de una divisa puramente digital podr铆a incrementar la pobreza.

Lo cierto es que entre m谩s usamos internet y m谩s volcamos nuestras vidas y transacciones a la esfera virtual, la necesidad de una moneda digital ser谩 cada vez m谩s grande.

Importa porque en menor o en gran medida jugar谩 una parte en el tablero de la econom铆a mundial.

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