Mientras el mundo del f煤tbol sigue debatiendo si introducir o no tecnolog铆a que permita saber si el bal贸n entr贸 en la porter铆a, el f煤tbol americano discute c贸mo mejorar el sistema de repetici贸n de jugadas que permite a los oficiales cambiar una decisi贸n en la cancha.
Desde hace d茅cadas el f煤tbol americano y la tecnolog铆a han ido de la mano y lo que en dicho deporte se discute ahora no es si la tecnolog铆a debe usarse, sino cu谩n obsoleta se est谩 quedando la que se utiliza en estos d铆as.
A lo largo del a帽o no han faltado las cr铆ticas hacia la liga estadounidense (NFL, en ingl茅s) por considerar que "se est谩 quedando atr谩s" respecto a las innovaciones tecnol贸gicas.
Sin embargo, basta dar un vistazo a los sistemas que se utilizan en el f煤tbol americano (y que se ver谩n este 3 de febrero en el Super Bowl entre Baltimore y San Francisco) para darse cuenta de que quiz谩 sea el deporte m谩s tecnol贸gico.
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El imperio de los tel茅fonos inteligentes est谩 aqu铆, abriendo nuevas fronteras, descubriendo territorios y colonizando bolsillos.
En los reinos de Google, Apple, Amazon y Microsoft no se pelea por hacerse de s煤bditos, sino por controlar el mercado de aplicaciones. Se trata de los llamados "ecosistemas" en donde los usuarios acceden a apps a trav茅s de tiendas y mercados, dejando en el camino una jugosa ganancia para los emperadores.
Cada uno es celoso de sus fronteras y exige a quienes quieran comerciar en ellas que adopten un lenguaje de programaci贸n espec铆fico y acepten sus reglas. El producto que se vende dentro de sus murallas no puede ser igual al que se ofrezca en otro reino.
Pero al mercado est谩n llegando nuevos conquistadores que piensan que lo mejor ser铆a que no hubiera fronteras y que cada quien pudiera acceder a las mismas aplicaciones sin importar dentro de qu茅 reino se encuentran.
Su lanza es el HTML5 y su estandarte el c贸digo abierto. Se trata de un conjunto de ideales que cree que las apps dise帽adas para trabajar en la web -sin importar el sistema operativo en el que se utilicen- deben ser el camino a seguir.
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Seguramente al leer estas l铆neas usted ya sabe que
Aaron Swartz era un joven programador que se suicid贸 el fin de semana a los 26 a帽os.
Quiz谩 ya haya le铆do de sus m煤ltiples contribuciones a internet y de su activismo digital. Probablemente tambi茅n se haya enterado que enfrentaba cargos por haber descargado millones de art铆culos acad茅micos, usando la red del Instituto Tecnol贸gico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en ingl茅s).
El ciberespacio se ha inundado de tributos a Swartz y de acusaciones y teor铆as sobre las causas de su muerte.
Su fallecimiento, combinado con el juicio que enfrentaba, ha abierto la puerta a un intenso debate sobre las leyes, los hackers y el activismo en internet.
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Los primeros d铆as de enero marcan una cita anual en Las Vegas que los amantes de la tecnolog铆a no pueden resistir. Se trata del Consumer Electronics Show, mejor conocido como CES, por sus siglas en ingl茅s.
Es una reuni贸n en la que los grandes fabricantes de la industria exhiben las aplicaciones y dispositivos con los que esperan conquistar el bolsillo de los consumidores a lo largo del a帽o.
Lo que ah铆 se presenta se anuncia con bombo y platillo y tiene una gran repercusi贸n por la gran cobertura de medios que, adem谩s -a medida que la tecnolog铆a se hace m谩s cotidiana-, aumenta cada a帽o.
Pero, 驴realmente triunfa lo que se muestra en la feria o lo que pasa en Las Vegas se queda en Las Vegas?
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Desafortunadamente (o afortunadamente) los Dalek de la serie de ciencia ficci贸n brit谩nica Doctor Who no se ven en el horizonte.
La ciencia ficci贸n es un arte narrativo que permite imaginar hasta d贸nde llegar谩n los adelantos cient铆ficos y tecnol贸gicos que en su momento parecen imposibles pero eventualmente llegan a ser realidad.
Durante siglos nos hemos maravillado con algunos de los inventos que han aparecido, en libros primero y en pel铆culas despu茅s.
Algunos ya est谩n entre nosotros inspirados por las ideas de quienes combinan un bol铆grafo con una bola de cristal.
Pero otros -la mayor铆a-, han sido m谩s elusivos. 2013, sin embargo, nos trae la promesa cada vez m谩s palpable de que algunos de ellos se hagan realidad. Aqu铆, cinco gemas de la ciencia ficci贸n que cada d铆a est谩n m谩s cerca.
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