El lento calvario del K6
Es un símbolo de Londres, pero no es el Big Ben. Posee corona, pero no es la reina. Su techo tiene forma de cúpula, pero no es la catedral de Saint Pauls y está plagado de fotos de prostitutas, pero no es un cabaret del Soho.
Atrae a miles de turistas que se toman fotografías en su interior, pero no es el Museo de Cera de Madame Tussaud. Tampoco es Shakespeare, ni Churchill ni los Beatles, pero se ha convertido en un clásico británico imposible de imitar para sus sucesores.
La respuesta a esta adivinanza es "K6". No, no es un nuevo espía de su majestad con licencia para matar. Es la cabina telefónica más famosa del mundo que sufre una muerte lenta a manos de teléfonos celulares, vándalos y repartidores de pornografía callejera.
Mi amor por el K6 comenzó el día que pisé suelo británico y como un turista más me saqué varias fotografías adentro y afuera de esta torre de hierro roja, pero el blog se me ocurrió hace 48 horas, durante un ejercicio de video para la ý en el que tenía que filmar un landmark (lugar típico) de Londres.
Vea el videoblogGracias a la filmación, que se ha convertido en el primer videoblog de este espacio, supe que el primer teléfono público nació en Gran Bretaña (como los
metros y los trenes de los blogs anteriores) en 1884, sólo 8 años después de que el escocés Graham Bell creara el teléfono en Estados Unidos.
Por ese tiempo se lo denominaba public call office (una suerte de oficina pública de llamadas) y funcionaba exclusivamente en tiendas. Pero el restrictivo horario de apertura y cierre de negocios obligó con los años a sacarlo a la calle.
La primera cabina telefónica apareció en 1920 y se llamó K1 (Kiosko número uno). En esa época, el concepto de cabina o box (caja) ya se había difundido. La Asociación Automovilística británica había colocado cajas con teléfonos al costado de las principales rutas y la policía levantó sus propias police boxes donde los oficiales podían comunicarse con su central.
Pero la ciudad de Londres no estaba muy a gusto con el K1 que el Departamento de Correos (responsable de las telecomunicaciones) quería imponer en sus calles. Entonces se llamó a concurso para producir un modelo nuevo y ganó la propuesta de Giles Gilbert Scott. Así nació el K2.
Su creador lo diseño plateado en su exterior y verde azulado en su interior, pero el Departamento de Correos eligió el rojo, color que identificaría las cabinas -y los buzones- por décadas.
Con el K2 en Londres y el K1 (de color crema) en el resto de Gran Bretaña, se buscó un modelo único que fuera aceptado por todos. Surgieron entonces el K3, el K4 y el K5 con resultados dispares, hasta que en 1935 -para conmemorar los 25 años en el trono del rey George V- apareció el K6.
"Era sólo una caja de teléfonos -dice Andy Beckett en un artículo escrito para el diario británico The Guardian en 2002- pero tenía aspiraciones de ícono como el casco de los policías, los buzones, los autobuses doble piso y todos los símbolos británicos reconocidos internacionalmente que fueron hechos entre la mitad del siglo XIX y la mitad del siglo XX".
Esta cabina roja de techo abovedado no sufrió grandes modificaciones y triunfó sobre nuevos modelos como el K7 y K8 que trataron de superarla. El único cambio significativo fue la aparición de la Cruz de San Eduardo en su cúpula, cuando en 1952 la monarquía decidió dejar de usar la Cruz Tudor como símbolo del gobierno.
Pero en 1985, la empresa privada British Telecom (BT) -que había reemplazado al Departamento de Correos tras la privatización de las telecomunicaciones- anunció el lanzamiento de los modelos KX, mucho más baratos de producir que el K6 y sin ninguna pretensión de marcar estilo.
El escándalo no se hizo esperar. Periódicos y particulares comenzaron campañas para evitar el fin de una era. El organismo encargado de proteger los sitios históricos del país recibió miles de cartas exigiendo la protección de las cabinas rojas. Hubo quien llegó incluso a calificar la medida de "holocausto". Todo fue en vano.
Los KX100, KX300, KX410 y KX420 inundaron las calles en esa década y la siguiente, período en que el teléfono público pareció recuperar sus años dorados (ya no colorados) con mejores líneas y nuevas formas de pago como las tarjetas telefónicas. El negocio andaba tan bien que competidoras de BT crearon sus propias cabinas.
Lo curioso es que en esa misma época surgió el celular, que a la postre se convertiría en el asesino de la telefonía pública. A comienzos del siglo XXI, la utilización de este servicio en Gran Bretaña cayó un 40%. BT describió el fenómeno como "un absoluto cambio en la cultura de las comunicaciones" y dejó de colocar cabinas en 2001.
La empresa después anunció el retiro de 10.000 unidades en un período de 18 meses. La única buena noticia fue su compromiso de convertir otras 1.200 en kioskos multimedia, con internet y mensajes de texto.
Pero los teléfonos celulares no fueron el único golpe que sufrió el teléfono público. Dice Andy Beckett: "Para mucha gente, las cabinas telefónicas son sinónimo de cenizas de cigarrillo y graffitis, vandalismo y robo de monedas, tarjetas de prostitutas y envases de comida descartables, todos pequeños signos de una crisis social que muestra la decadencia del espacio público".
Las tarjetas con fotos de prostitutas -denominadas tart cards- se volvieron tan comunes en los teléfonos que el gobierno tuvo que emitir una ley declarando ilegal su colocación en las cabinas o cualquier otro lugar público.
La ley entró en vigor la madrugada del 2 de septiembre de 2001 y -según informó el Sunday Mirror de ese día- a las 01:45 fue arrestado el primer sujeto por este delito. El diario señaló que el joven de 20 años podía enfrentar 6 meses de prisión o una multa de 5.000 libras de ser encontrado culpable.
En plena caída de popularidad, algunos K6 han encontrado su salvación en manos de personas que los adquieren de forma particular y los colocan en sus jardines y sus casas.
Se sabe de gente que los ha reconvertido en cubículos para ducharse o en mini-bars y no faltó quien -en un sentido homenaje- decidió crearle una
Yo, desde mi humilde lugar, le dedico adivinanzas, lo filmo del derecho y del revés, le escribo blogs y cuando paso a su lado guardo respetuosamente mi celular en el bolsillo, no sea cosa que se ponga rojo de ira, más rojo de lo que ya es.
Y ustedes ¿hace cuánto no utilizan un teléfono público?
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Hola!
Está interesante la historia del k6, sobre todo los cambios que se le hicieron para poder llegar al actual diseño.
Ciertamente el celular ha hecho entrar en decadencia a los teléfonos públicos, en mi país aun se ven, pero no se ve gente usándolos, es más poca gente sabe donde comprar las tarjetas que estos usan.
Llevo alrededor de ods años que no uso una cabina telefónica. ¿Sorprendente? Ya lo es.
Saludando desde la hermana isla.
Yo llevo dos días de no usar un teléfono público. Porque siempre los necesitamos. Mi celular se quedó sin pila en el momento menos deseable.
Yo aprecio mucho los teléfonos públicos, me han salvado muchas veces. Ahora voy a comprar una tarjeta telefónica para la próxima vez que a mi teléfono celular (movil) se le ocurra ponerse rebelde y apagarse sin avisar.
Lo malo es que acá la gente los golpea, rompe, despedaza... y muchos no funcionan.
Pero no me puedo quejar. El proveedor estatal único de telecomunicaciones de Costa Rica (ICE) es muy bueno y ha colocado hasta en las zonas más remotas teléfonos públicos para las comunidades.
¡DZ!
Los teléfonos públicos los uso sólo cuando viajo, de verdad que salvan porque a veces no hay cobertura en tu celular o sale demasiado cara la llamada.
Interesante la historia y es de llamar la atención el aprecio que les han tomado a dichas cabinas. Por aqui -en México- sólo se ven toscos armatostes de metal o aluminio. Ciertamente los teléfonos móviles han acabado en parte con las cabinas pero aun así en ocasiones es mejor llamar desde ellas, por costos sobre todo. Saludos a todos!
aaaah que interesante aquello de las cabinas telefónicas... siempre he querido ir a Londres a tomarme una foto con una, tendré que hacerlo pronto.
La última vez que utilicé un teléfono público fué hace 3 semanas (que rápido pasa el tiempo, snif) en el aeropuerto de Guadalajara,Mex. para avisarle a mi familia que ya había llegado, pero mmmh... estaba ocupado (desventajas de tener una hermana adolescente), le envié un email a mi hermano que respondió con celeridad para decirme: "dice mi papá que te vengas en taxi" ah! misterios de la vida
NOSOTROS EN ARGENTINA NOS CONECTAMOS CON PALOMAS MENSAJERAS, SON MAS ECONOMICAS Y LLEGAN SEGURO. NO TENES QUE PORTAR EL CELULAR, LLEGARTE A UNA CABINA, NI GASTOS FIJOS POR MES. ADEMAS CONTAMOS CON K6, KOIMAS, KAKOS, KOSTUMBRES, KAJEROS, KOIMEROS, KAKATOES. CARIÑOS A LA FAMILIA TU COMPATRIOTA MATILDE.
En estas ultimas 4 semanas y media he utilizado el telefono publico mas que en toda mi vida, lo malo es que en Toronto no son tan bonitos como en Londres.
Y ahora que lo pienso...estos aparatos talvez no sean mas o menos utiles que el celular, pero si que son mas nobles!
Gracias por hacerme reflexionar sobe lo cotidiano, lo aprecio :)
un telefono publico puede salvarte la vida, nunca sabes cuando lo vas a necesitar y a buscar desesperadamente
Excelente reseña nos has brindado, llegue algo tarde a leerla, ya estoy de regreso de vacaciones asi que aqui me pongo al dia.
Te comento que la ultima vez que lo utilice el publico, fue un dia que olvide el celular en casa, y ese dia que estaba en el supermercado necesitaba saber si debia comprar o no leche! ja! aun quedan necesidades que cumplir con el telefono publico.
abrazos
Interesante la historia de estas bellas cabinas...en México la gente es muy descuidada con este servicio...en mi época de estudiante como viví fuera de mi ciudad, la forma de comunicarme a casa siempre fue por medio de teléfonos públicos...nunca me faltaba mi tarjeta...pero desde que llegó el celular, hace muchos años que ya no los uso.
Creo que la modernidad nunca debe hacer a un lado lo que se ha convertido en tradición...un país que progresa y que tiene historia...lo debe de tener siempre presente.
Un fuerte abrazo.
Me parecen tan lindas las cabinas rojas que para poder tener una en mi casa me compré una de una cuarta de tamaño y le tengo en une estante de libros. Cuando uno ha vivido en Inglaterra lejos de los suyos a los 16 años además de bonitas esas cabinas se volvían algo especial, el solo verles me traían la sensación agradable de hablar con mi familia.
En Cuenca - Ecuador, en donde vivo usamos mucho los teléfonos públicos, los cuales han proliferado en forma de pequeñas oficinas con varias cabinas y las hay dos en cada cuadra muchas veces; ésto se debe a dos razones, la telefonía celular es aún costosa y, con tanta migración como la nuestra es un servicio con una ocupación muy grande. Que pena que no tengamos el buen gusto y la audacia de los británicos de diseñarles así y además hacerles rojas; quizás dejen algunas en su sitio así sea como un recuerdo.
Hola! muy interesante la historia de estas cabinas de teléfonos londinenses... Desearía que no desaparecieran como los colectivos de dos pisos (típicos de Londres)y que el gobierno de la ciudad los cuide y proteja, porque son significativos en la historia de las comunicaciones!!!
De alguna manera los ciudadanos deben tomar conciencia del valor de estos objetos. En Argentina, en general, la gente no cuida los teléfonos públicos y creo que son muy necesarios; aún para aquellos que tienen celular y, de pronto, no les funciona. Uso los teléfonos que están a mano, en locales instalados por distintas empresas telefónicas (que son teléfonos públicos).
Hace años estuve en Londres y aunque tomé muchas fotos, no recuerdo tener alguna de una cabina telefónica. Me duele que esos íconos del tiempo se vayan perdiendo. Me duele pensar que mis nietos ya no los conocerán. Siento gran nostalgia por lo que los hombres hemos destruido en aras de la "modernidad" y luego premiamos como "Maravillas del Mundo" lo que en un tiempo fueron edificaciones normales y actualmente se encuentran prácticamente en ruinas debido a la destrucción de la "civilización". Respetemos las maravillas que existen en cada País, son un legado para las futuras generaciones.
Siendo uno de los países con mayor número de teléfonos celulares per cápita, el teléfono público es casi una reliquia. La verdad es que solo los recuerdo como referencia cuando estaba pequeña. Ahora las cabinas son los carros, los baños públicos, los restaurantes, y cualquier otro punto de paso por donde pase cualquier mortal con su objeto preferido (el celular). Sin embargo cuando viví en Londres, disfrutaba mucho las cabinas rojas, pensaba que tenía algo de ese "burdel" que se esconde muy bien entre los lugares comunes de coronas y protocolos, y que es en fondo esa parte desenfadada del Londres de hoy.
ME ENCANTÓ SABER QUE ESAS CABINAS TELEFÓNICA SE LLAMAN K6. ESTAS CABINAS SON MUY IMPORTANTES PARA TODOS AQUELLOS VIAJEROS QUE NO USAMOS EL CELULAR FUERA. A NOSOTROS NOS HA PASADO CUANDO HEMOS VIAJADO A ESPAÑA, FRANCIA O ITALIA COMPRAMOS TARJETAS TELEFÓNICAS Y NOS COMUNICAMOS CON NUESTRA GENTE SIN NINGÚN PROBLEMA, SOLO DEBO DECIR QUE LAS DE ITALIA EN LA CIUDAD DE MILÁN NO FUNCIONAN, SON UNA ESTAFA PERO LAS DE ROMA SON FABULOSAS. VOTO PARA QUE SIGA FUNCIONANDO ESE ÍCONO LONDINENSE.