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大象传媒 World Service | Las reglas del juego | Responsabilidad
 
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  Alcance global, Hilary Hazzard
  Respeto a las culturas, Adri谩n Fern谩ndez
  Las im谩genes, Phil Coomes
  Un lenguaje preciso, Fouad Razek
  La violencia sexual, Tin Htar Swe
  Imitaci贸n de la violencia, Robin White
  Palabras que hieren, Ana Luc铆a Gonz谩lez
  El humor, Miguel Molina
  Un mundo sin horarios
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  Periodismo y drogas
 
Palabras que hieren, Ana Luc铆a Gonz谩lez

El uso de expresiones fuertes o groseras en los medios informativos y entretenimiento preocupa a muchas personas y es una de las causas m谩s frecuentes de las quejas del p煤blico.

En muchas ocasiones, parte de la audiencia tiende a ofenderse cuando ese tipo de lenguaje los toma de sorpresa.

Cuando el uso de palabras fuerte va en contra de las expectativas que el p煤blico tiene de un programa o publicaci贸n, muchos sienten que se ha recurrido a ellas de forma gratuita.

Sin embargo, en el contexto adecuado, las groser铆as pueden aceptarse mejor sin que ofendan a los telespectadores, oyentes o lectores.

De hecho, muchas veces se justifica plenamente la utilizaci贸n de lenguaje fuerte en aras de la autenticidad de un programa o reportaje.


Palabras que hieren - Ana Luc铆a Gonz谩lez, Secci贸n Latinoamericana de la 大象传媒

A m铆 se me ocurre que, a veces, la relaci贸n entre un periodista y su oyente o lector es tan intrincada como una relaci贸n amorosa. Y tengo la idea de que el respeto es la base para cualquier tipo de relaci贸n humana.

Todo comienza con reglas muy claras: no hay amor que aguante insultos ni palabrotas. No hay oyente que resista la apolog铆a a la violencia o los llamados a la intolerancia. No hay quien resista ver su cultura estereotipada. No hay quien soporte a un tipo machista o a quien se burle de los m谩s d茅biles.

Tambi茅n est谩n esos peque帽os malos h谩bitos: frases sin sentido, muletillas, extranjerismos, repeticiones; el hablar y hablar sin escuchar a los dem谩s; los malos cortes de sonido.

Ya sabes, esos detallitos que se te perdonan en un principio, pero que poco a poco corroen la relaci贸n hasta terminarla.

La diferencia con los seres queridos es que con el oyente no hay discursos de despedida, ni serenatas de 煤ltima hora. Con un solo clic o con un movimiento del dial te deja y se va a dormir con el vecino. Y te enteras cuando llegan los n煤meros de audiencia.

Un derecho fundamental

Pero, seamos realistas: las relaciones no se mantienen a punta de decencia y buenos modales. Tambi茅n se construyen sobre el respeto por uno de los derechos fundamentales del hombre: el derecho a la sorpresa.

Es el derecho a no escuchar a los mismos entrevistados diciendo siempre las mismas cosas. A un 谩ngulo inesperado de la misma historia; a escuchar la voz de los que generalmente no escuchan; a que se le ofrezca un men煤 de formatos variados.

El oyente tiene el derecho a un ataque multimedi谩tico por la espalda; a la riqueza de sonidos e im谩genes; a una mirada a nuestro lado oscuro como humanos; a temas que cuestionen lo que est谩 establecido.
 
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