Me ha tocado en suerte escribir el 煤ltimo blog de a帽o y se me ocurri贸 que pod铆a ser una buena oportunidad para reflexionar sobre los enormes cambios que ha experimentado el periodismo en tiempos recientes.
Este tema ha sido objeto de varios debates en la redacci贸n de 大象传媒 Mundo.
Si tuviese que hacer una analog铆a con uno de los mayores acontecimientos de 2011, tal vez dir铆a que hemos vivido una "primavera editorial", no s贸lo una 谩rabe.
Me explico: as铆 como en varios pa铆ses de Medio Oriente y el Norte de 脕frica los gobernantes han visto su monopolio de poder desafiado por el clamor popular, en la regi贸n de los medios de comunicaci贸n ha quedado claro que el modelo unidireccional del periodista decidiendo por la audiencia -s贸lo o en camarilla- qu茅 temas importan y c贸mo se cubren ya no va m谩s.
Y ello en un mundo caracterizado por un mayor acceso a internet y un gran alcance, difusi贸n y peso de las redes sociales y los blogs. (El video de arriba explora c贸mo la web est谩 cambiando nuestro cerebro y el mundo, seg煤n el documental "Connected").
La muerte de Kim Jong-il fue anunciada 48 horas despu茅s de haber ocurrido.
Los organismos de inteligencia en Estados Unidos y Corea del Sur a煤n est谩n perplejos ante el total desconocimiento de se帽ales provenientes de Corea del Norte que indicaran que el l铆der Kim Jong-il sufr铆a alg煤n tipo de problemas de salud.
Lo peor es que incluso tuvieron que enterarse de su muerte solo despu茅s de que la televisi贸n estatal norcoreana diera a conocer la noticia casi 48 horas despu茅s de su fallecimiento.
Quiz谩s nunca se conozcan las circunstancias exactas en las que muri贸 el "Querido L铆der" o al menos esa inc贸gnita perdurar谩 mientras siga en pie el que es considerado uno de los reg铆menes m谩s cerrados del planeta.
No funcionaron sat茅lites esp铆as ni toda la tecnolog铆a asociada a ellos. Tampoco sirvi贸 de algo la informaci贸n suministrada por desertores norcoreanos ni el hecho de que la capital de Corea del Sur, Se煤l, est谩 a menos de 60 kil贸metros de la frontera con su vecino del norte.
Me ha pasado muchas veces que cuando me presento como periodista de la 大象传媒, la persona con la que estoy hablando agrega entusiasmada: "ah, de la 大象传媒 de Londres".
Para muchos, esta empresa es una idea inseparable de la capital brit谩nica. Y por eso mismo, cuando aclaro que trabajo en una sala de redacci贸n ubicada en Miami, tambi茅n es frecuente que me miren con algo de perplejidad.
La sorpresa tiende a aumentar cuando les digo que, as铆 como un equipo de redacci贸n basado en Miami trabaja junto con el de Londres y con corresponsales en varios sitios de Am茅rica Latina en la producci贸n de 大象传媒 Mundo, varios de los programas de radio de la 大象传媒 dirigidos al p煤blico africano se emiten desde estudios en Nigeria y otras naciones de ese continente.
Y parte de la informaci贸n dirigida a los pa铆ses del sur asi谩tico se procesa desde redacciones basadas en sitios como Islamabad, Katmand煤 o Nueva Delhi, no a la sombra del Big Ben, como muchos podr铆an creer.
El debate por las escuchas ilegales de los diarios sensacionalistas en el Reino Unido (que provoc贸 el cierre del m谩s antiguo y m谩s despiadado de todos, News of the World), no ha terminado, al contrario, se ha profundizado.
En estos momentos se lleva a cabo una investigaci贸n sobre la conducta de la prensa sensacionalista, dirigida por un juez.
Los procedimientos se realizan en p煤blico, por lo que ha sido posible ver en directo los testimonios de celebridades como Hugh Grant, pero tambi茅n de personas comunes y corrientes como los padres de Milli Dowler, la ni帽a secuestrada y asesinada en 2002 y cuyo tel茅fono fue hackeado por un detective contratado por News of the World.
Mi tesis, b谩sicamente, era que los peri贸dicos sensacionalistas tienen tanta fuerza pol铆tica en pa铆ses como Inglaterra, Alemania y Estados Unidos, porque all铆 se le da importancia a sus lectores como actores pol铆ticos. Si lo mismo no ocurre en buena parte de Am茅rica Latina es porque, con nuestras estructuras en ocasiones cuasifeudales, esta franja de la poblaci贸n no tiene importancia real para nuestras clases dirigentes.
Un espacio donde los editores comparten su visi贸n sobre diversos temas y c贸mo son cubiertos.
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