Periodismo militante
Para fortuna de los que amamos su literatura, García Márquez rompió su promesa en 1981 con la publicación de Crónica de una Muerte Anunciada, un bello mecanismo de relojería narrativa.
De sus años de ausencia de la literatura quedó Periodismo Militante, una recopilación de reportajes sobre Angola, Vietnam, Nicaragua y, sobre todo, Cuba (luego ampliada y publicada bajo el título Por la Libre).
En esos reportajes el escritor no oculta sus malquerencias y -sobre todo- sus querencias: los gobiernos revolucionarios y "anti imperialistas", en especial los latinoamericanos.
En otra entrada a este blog, argumenté que en el periodismo actual -en especial el digital- observo con preocupación un regreso a la época en que no había diferencia entre noticia y comentario.
Ponía como ejemplo lo que ocurre en Estados Unidos con la cadena Fox, que tiene una agenda política clara (anti Obama y pro republicana), que permea su información.
Para hacer un periodismo apasionado e imaginativo no es necesario dejar de ser imparcial.
Se puede argumentar que siempre ha sido así, que detrás de los reclamos de imparcialidad de los grandes medios de comunicación se esconde una postura política.
En muchos casos eso es cierto, pero una cosa es romper un compromiso de imparcialidad y otra muy diferente hacer un periodismo deliberadamente militante.
A raíz de la crisis financiera que afecta a casi todo el planeta, muchos tenemos una posición personal frente a los banqueros, los fondos de inversión, el sistema financiero, etc. En algunos periodistas jóvenes he observado cómo esa posición se filtra a lo que informan de manera casi inconsciente: con calificativos, ángulos amañados y un discurso en el que de antemano se les declara culpables.
Puede ser una consecuencia de internet y la proliferación de blogs, donde el punto de vista personal es lo esencial y el rumor muchas veces se toma como un hecho.
Otro ejemplo puede ser lo que ocurre con el cambio climático (al que considero uno de los temas fundamentales del mundo actual). En algunas ocasiones los periodistas nos convertimos en correas de transmisión de lo que dicen las ONGs, sin ninguna elaboración e investigación, cuando lo lógico es utilizar ese material como una fuente más dentro de muchas otras.
(Lo contrario también ocurre: los medios que, a pesar de la abrumadora evidencia científica, tienen una soterrada o abierta agenda anti cambio climático).
Sé de qué hablo: a principios de los '90 trabajé en el primer periódico colombiano que decidió tratar como fuente aparte los temas de derechos humanos y procesos de paz, sacándolos de las páginas de crónica roja.
Varios periodistas nos lanzamos con fervor al cubrimiento (y defensa) de esos temas, considerando que le hacíamos un bien al país. Tejimos un periodismo apasionado y vibrante (ganamos varios premios nacionales e internacionales), pero en no pocas ocasiones cruzamos la frontera con la militancia.
Ahora, tras casi 25 años de experiencia y meteduras de pata, creo que es posible hacer un periodismo apasionado (es difícil no apasionarse cuando se cubre algún hecho en el que hay víctimas inocentes) e imaginativo (en el mundo digital es clave ofrecer ángulos y tratamientos distintos), pero imparcial.
Reflejar los diferentes puntos de vista, darle voz a todos los involucrados debe ser una de las reglas esenciales del periodismo. Y creo que la audiencia aprecia más eso que la defensa (abierta o subterránea) de un punto de vista.
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Deseable no un activismo del medio, sino la pluralidad de pensamiento en sus blogueros o comentaristas -corrientes de opinión-
Muy interesantes tus reflexiones y confesiones personales sobre tus vivencias en el periodismo. Coincido plenamente que es posible hacer un periodismo apasionado e imaginativo pero imparcial, es más en ocasiones considero que esa pasión suele ser un ingrediente interesante en el perfil de un buen periodista, además de reflejar los diferentes puntos de vista, darle voz a todos los involucrados como una regla esencial del periodismo, pues también comparto que la audiencia aprecia más todo ello que la defensa a ultranza de un punto de vista parcializado. Te escribo desde Ecuador, país donde, como bien debes conocer, somos testigos de apasionadas escaramuzas reflejadas por las palabras y acciones entre periodistas militantes de posiciones pro y antigubernamentales.
Como periodosta y abogada chiapaneca quedé encantada con el artículo. felicito a los señores editores.
Si bien estoy de acuerdo con su planteamiento, considero que de igual forma el periodista expresaría su "militancia" al concederle mayor espacio a la fuente más acorde o coincidente con el punto de vista de quien hace la entrevista, reportaje o nota. Eso se evidenciará en el tratamiento. El factor humano prevalecerá, aún y cuando tratemos de imprimirle imparcialidad y creatividad al texto. "Prometo ser sincero, pero no imparcial" Goethe. Gracias por el aporte.
Estoy de acuerdo con usted en que, idealmente, el periodismo debe darles voz a todos los involucrados y tratar de ser imparcial.
Pero también creo que en un mundo en que esa imparcialidad es tan complicada de alcanzar, es preferible un medio que abiertamente dice de qué lado está (para que sus lectores o televidentes o radioescuchas sepan a qué atenerse) a uno que no lo deja en claro, que a veces lo muestra y a veces lo esconde.
Yo puedo estar de acuerdo o en desacuerdo con lo que publica Fox, pero le reconozco que por lo menos, si alguna vez pongo ese canal, sé qué tipo de información voy a recibir y sé, por tanto, cómo analizarla y cómo entenderla. No me pasa lo mismo, por ejemplo, cuando leo El Tiempo o cuando veo Caracol o cuando escucho RCN. ¿Qué tipo de intereses se esconden detrás? ¿Quiénes son los que verdaderamente manejan los hilos de esos medios? Lo intuyo y a veces lo veo claramente (otras veces no tanto), pero no lo puedo asegurar ciento por ciento. No puedo firmarlo con sangre. Con Fox es evidente y claro.
En el mundo anglosajón es común que los medios dejen claro qué tipo de medios son (más conservadores, liberales, de izquierda, de ultraderecha, etc) y también creo que eso es algo que agradecen los lectores educados. Un lector conservador leerá un periódico conservador sabiendo a qué atenerse, y encontrará la posición contraria en un periódico liberal. Y así, idealmente, podrá hacerse una idea clara sobre qué posición apoya y cuál rechaza.
Me parece que, siendo tan difícil alcanzar la imparcialidad, por lo menos la transparencia -si la hay- es algo que vale la pena buscar.
La mayoría de los periodistas no dicen la verdad porque no trabajan por principios éticos ni morales, sino por intereses económicos. Los grandes medios ya no están dirigidos por periodistas, hoy están dirigidos por empresarios. A eso es lo que se refiere Ignacio Ramonet con sus planteamientos sobre el cuarto poder: las noticias están totalmente parcializadas. La sinceridad que promete Goethe es importante, pero habría que preguntarse si como toda promesa, en los hechos se cumple.
Juan Carlos,
Oportuno tema de reflexión. Su enraizada experiencia (perspectica práctica y no teórica) la hace más sólida. Siempre se corre el riesgo de pasar la línea cuando el asombro (dolor) frente a lo que escribimos nos hace creer, equivocadamente, que el periodismo (o los periodistas) puede transformar la realidad. También he aprendido otra cosa, que el periodismo de calidad es apasionado e imaginativo pero nunca imparcial. Lo que sin duda alguna si debe y puede ser es obligatoriamente equilibrado y riguroso.
Gracias por reflexión,
@Bunkerglo
Mi estimado Juan Carlos
Creo que pasión e imparcialidad pueden ir de la mano pero no convivirán juntas necesariamente en el periodismo
Estamos asistiendo a una etapa en que la prensa,el periodismo,el periodista ,el gobernante,los hechos,son mas observados y cuestionados por el público ,porque existen las redes sociales , una especie de enorme foro que observa a traves de una enorme vitrina los actos y los actores con velocidad pasmosa en cualquier parte del mundo,un desliz de pasión(tuerce la imparcialidad), y zas,se cuestiona implacable al medio,al periodista porque la prensa tambien tiene sus culpas, su pasado oscuro o como decía mi madre tiene rabo de paja.
Durante decadas ha estado enraizado eso del "Cuarto poder"donde los medios jugaron papeles estelares en ascensos al poder,caidas de presidentes,etc,en esta parte del mundo
Ahora en muchos paises de Latinoamerica hay una obligada separación entre prensa y Poder
Ahora es comun que se hable del papel de las redes sociales,en la primavera arabe,en los disturbios de Londres,en las marchas de Chile,y esto con un condimento especial,que la opinión, la censura, la condena etc viene mayoritariamente de gente muy joven que tiene entre sus manos la herramienta para manifestarse.
Parece la prensa este momento como mal parada en muchos paises, termino para ilustrar con humor esto que asevero recordando el dialogo de una escena de la película de Cantinflas llamada el Patrullero 777 cuando se pierde una joya en una fiesta y un periodista increpa arrogante al humilde y chistoso policia
--¿Usted sabe lo que es el cuarto poder?
---responde el policía-- Y usted sabe lo que es no poder salir del cuarto?
Muchas gracias por tu post, que me parece de lo más acertado que he leído últimamente. En este asunto las apariencias suelen velar la realidad aún más que lo habitual. Y una de las apariencias más tramposas es la supuesta sinceridad y/o claridad de las opiniones de determinado medio periodístico. Esto lleva a una persona obviamente inteligente y bien intencionada, como մdzá (comentario 5) a preferir las informaciones de la cadena Fox, porque “si alguna vez pongo ese canal, sé qué tipo de información voy a recibir y sé, por tanto, cómo analizarla y cómo entenderla.” Salvando las distancias, esto equivale a preferir las opiniones de un mentiroso porque uno sabe que es mentiroso. ¿Pero cómo evaluar la mentira, que tiene mil caras? Para un medio periodístico que pretenda seguir contando con el respeto de sus lectores/oyentes/televidentes, la obligación es, como tú dices, “reflejar los diferentes puntos de vista, darle voz a todos los involucrados”. Y dejar en claro la frontera entre esa información y la opinión que le merece.