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Tecnología por tu bien (I) Comenzamos a hablar sobre Dios en Jew麓s Walk, y cuando llegamos a Westwood Hill terminamos hablando sobre el pr铆ncipe Carlos, que la semana pasada aprovech贸 un foro de la 大象传媒 para pedir mayor respeto "al genio de los designios de la naturaleza... que se han refinado durante millones de a帽os", y para advertir precauci贸n en el uso de la ciencia que busca y ya logra resultados en la manipulaci贸n gen茅tica. Hac铆a sol, era s谩bado. El futuro rey -dec铆a la prensa- sostiene que la ciencia debe entender c贸mo funciona la naturaleza, "no para cambiarla, como sucede con la manipulaci贸n gen茅tica cuando trata de transformar el proceso de evoluci贸n biol贸gica en algo totalmente diferente", sino para vivir en paz con ella. Le cayeron encima. Carlos Windsor, heredero de la corona brit谩nica, recibi贸 cr铆ticas de todos lados, y un comit茅 del Parlamento consider贸 la posibilidad de convocarlo para que ampl铆e sus puntos de vista, y muchos quedamos con la impresi贸n de que un pr铆ncipe no debe pensar y de que cuestionar a la ciencia institucional es impensable. Por suerte -pensar谩n algunos- eso no pasa en Am茅rica Latina. En primer lugar porque no hay pr铆ncipes, y en segundo porque la ciencia no responde ante nadie, y si lo hace es ante el poder, que no responde ante nadie. Pero adem谩s porque cuestionar a la ciencia -y a su tecnol贸gica sombra- en nuestro tiempo equivale a una herej铆a. A qui茅n se le va a ocurrir que el mundo era mejor antes de la internet, o antes del tel茅fono celular, antes de la energ铆a at贸mica, antes del carro, o antes de la producci贸n industrial. Quien cuestiona la ciencia, niega las ventajas de la tecnolog铆a. Se ha perdido de vista la noci贸n de que la ciencia (como habr铆a dicho Serrat) juega con cosas que no tienen repuesto, y de que si bien cualquier paso hacia delante representa un avance para la humanidad, cualquier tropez贸n equivale a lo mismo para todos. El ejemplo que me viene a la memoria, primo inter pares, es el de Laguna Verde, la planta nucleoel茅ctrica que el gobierno de M茅xico construy贸 en la costa del Golfo a mediados de los ochenta pese a la preocupaci贸n de muchos, que tem铆an la posibilidad de un accidente de consecuencias ambientales irreparables. La oposici贸n lleg贸 al extremo de que varias organizaciones no gubernamentales bloquearon la carretera de acceso a la planta. La administraci贸n de la planta organiz贸 una contraofensiva. Un d铆a enviaron helic贸pteros para llevar a un selecto grupo de periodistas al centro mismo de Laguna Verde, a una conferencia de prensa con el director del proyecto que resolver铆a la producci贸n el茅ctrica del pa铆s, una especie de explicaci贸n definitiva sobre los misterios de lo at贸mico. "Esta planta es una muestra del avance tecnol贸gico que ha alcanzado el pa铆s", nos advirti贸 el director de la planta en un auditorio cuya pared mostraba im谩genes de salas, de maquinarias, de aparatos, "va a producir m谩s de veinticinco por ciento de la energ铆a el茅ctrica del pa铆s y es una planta pr谩cticamente a prueba de fallas". Y se embarc贸 en una narraci贸n llena de n煤meros que dur贸 hasta el momento en que se fue la luz. Han pasado quince a帽os desde entonces. La planta no ha podido producir el volumen de energ铆a que tan ampliamente se anunci贸, y la seguridad de la planta sigue siendo cuestionada con cada vez m谩s datos. Yo no he vuelto a creer en lo que dicen los cient铆ficos que trabajan para un gobierno. Pero mi preocupaci贸n no se remonta a una planta de dudosa construcci贸n que ya tiene quince a帽os, sino a declaraciones recientes de un investigador que habl贸 sobre las semillas transg茅nicas. La noticia era que el descuido, el azar o la necesidad hab铆an producido mezclas de especies modificadas con plantas digamos naturales en un vivero de Canad谩. En Europa (donde vino a parar parte de la cosecha contaminada) hubo esc谩ndalo, y el esc谩ndalo coincidi贸 con el discurso del pr铆ncipe Carlos. Despu茅s de todo, se apresuraba a indicar el investigador, no hay pruebas de que los alimentos transg茅nicos causen da帽o a quien los consume. Hay quienes piensan que se trata de la palabra de unos contra la de otros. Pero en estas cosas no se trata de la palabra sino del gusto y de la preferencia, y del derecho a saber qu茅 cosa come uno. Y quienes desconf铆an de la palabra de la ciencia piensan que hace a帽os que se distribuyen y se consumen alimentos transg茅nicos en Am茅rica Latina sin que los latinoamericanos sepan. Y en este caso, como en el anterior, nadie ofrece pruebas ni datos concretos. Sin embargo, la l贸gica se inclina por el lado de la corrupci贸n y por la esquina de la ignorancia. Am茅rica Latina -que ha servido para experimentar cosas que no se permiten en otras partes del mundo- no tiene por qu茅 ser diferente de otras partes en que se practica y se promueve el soborno, aun a costa de da帽os y perjuicios. Ojal谩 no sea as铆. Mientras no se compruebe que lo nuclear y lo transg茅nico tienen un lado muy bueno, cabe sospechar que no lo tienen, pese a lo que sostenga una ciencia cada vez m谩s lejos del bien com煤n, a la que puede aplicarse la advertencia feliz del barman de hace a帽os: "Es por tu bien", dec铆a, "aunque ma帽ana te sientas mal". Seg煤n Andrew Marr, quien desde este lunes es Editor Pol铆tico de la 大象传媒, el futuro rey "ha escogido ser parte de un debate pol铆tico mundial sobre el poder, la ciencia y el control -nada menos que la direcci贸n de la sociedad...". Lo mismo piensa mi compa帽ero de casa, quien trabaj贸 dos a帽os con el pr铆ncipe. Yo, desde lo de Laguna Verde, no pienso nada. Aunque se me ocurre que en Am茅rica Latina, tierra de ensayos de pa铆ses desarrollados, no hay quien mire con mucho detenimiento el rumbo que toma la ciencia, ni quien coordine sus avances. Habr谩 quien piense que no es problema, porque la ciencia nos ha tra铆do hasta el punto en que estamos. Pero tambi茅n podr铆a ser que, para desmayo de muchos, terminara por descubrirse que el pr铆ncipe Carlos tiene raz贸n, posibilidad que examinaremos en otra columna cuando haya tiempo y ganas.
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